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Crónica Donosti 2014: "Eden" Mia Hansen-Løve reina en la pista de baile

Publicado el 25 septiembre 2014 por Fimin

25 de Septiembre del 2014 | etiquetas: Festival de San Sebastián, Festivales 2014

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Mia Hansen-Løve desembarca en San Sebastián para competir por la Concha de Oro con "Eden", un monumental electro-proyecto que significa, de largo, su obra más ambiciosa, tanto como su película más costosa hasta la fecha. Aún y así, riesgos los mínimos. La inversión ha dado sus frutos. Valor seguro.

¿De qué va?

En la década de los 90, la música electrónica se desarrolla a gran velocidad. En la excitante vida nocturna parisina, Paul da sus primeros pasos como DJ. En compañía de su mejor amigo crea un dúo llamado Cheers y pronto encuentran su público. Eden sigue los pasos de la generación del "French Touch" desde 1992 hasta hoy, una generación que todavía disfruta de un destacado éxito internacional gracias a DJs como Daft Punk, Dimitri from Paris o Cassius.

¿Quién está detrás?

Además de la mujer de Olivier Assayas, quien con tan solo 30 años y 3 películas a sus espaldas se ha erigido en un referente absoluto del cine de autor contemporáneo, quien ha co-escrito el guión junto a la propia Mia Hansen-Løve es su hermano Sven Løve, un exitoso DJ de los 90' que también era miembro de un conocido grupo residente del prestigioso Queen Club de París.

¿Quién sale?

Félix De Givry protagoniza su primera película tras tener un papel secundario en "Después de Mayo". También entran en lista nombres no tan conocidos como lo reconocibles que son sus rostros. Entre ellos, los de Pauline Etienne ("La Religiosa"), Vincent Macaigne ("La chica del 14 de julio", "La Batalla de Solferino"), Golshifteh Farahani ("La Pidera de la Paciencia") o incluso Vincent Lacoste ("French Kissers") en el papel de Guy-Man ("Daft Punk").  Y entre los invitados VIP, ni más ni menos que Greta Gerwig, Brady Corbet y Arsinée Khanjian.

¿Qué se escucha?

Saltar a la pista de baile al compás de grupos como Daft Punk, Liquid, Aly-Us, Kings of Tomorrow, Frankie Knuckles, The Orb, Quintin (aka Mr. Oizo) o incluso Derrik May, ha salido cara. Sólo por los derechos musicales, han pagado alrededor de medio millón de euros.

¿Qué es?

Un monumental electrofilm cuya celebración bien merece todo un Sónar.

¿Qué ofrece?

Un musical épico y colosal que tiene la escena electrónica francesa (concretamente el garage) como principal protagonista. Partiendo desde 1992 y hasta día de hoy, Mia Hansen-Løve se echa a la pista de baile al compás de grupos como Daft Punk o Liquid para contarnos la historia de un DJ inspirándose en la experiencia vital de su propio hermano. Sin embargo, y aunque su atractiva carta de presentación invite a lo contrario, a lo largo del fascinante viaje en el que se embarca "Eden" las situaciones dramáticas que aparecen en escena nunca se adueñan de ella. Sus amores y desamores, sus problemas con las drogas, la pérdida de un ser querido, su relación con su madre o con su entorno íntimo y social o incluso su viaje a Estados Unidos, es decir, lo que significaría el núcleo narrativo del film bajo el prisma de cualquier otro realizador, no son más que estimulantes retazos, sutiles pinceladas bajo el certero y personalísimo objetivo de quien en este caso está tras la cámara. Elementos que no significan más que sólidos recursos únicamente destinados a contextualizar la trama al servicio del verdadero amo y señor de la película: la melodía electro-house que distingue la música garage. Para que nos entendamos, lo que en grandes rasgos entendemos hoy como la música disco que identifica a toda una generación. Es más, aunque apunte lo contrario, su guión tampoco se centra en el auge y caída de Paul como cabría esperar. De hecho, no vivimos un auge ni tampoco caída, porque su relativo éxito tras los platos, nunca llega a reflejarse en su hastiada condición económica o personal. Un sorprendente detalle que resulta tan valioso como clave a la hora de dejarse llevar por un recorrido de carácter tan aletargado como absorbente, que destaca por su fascinante uso de la elipsis, su embriagador poso melancólico, sus múltiples guiños y lúcidas referencias directas, el insólito naturalismo con el que retrata la efímera y artificiosa cultura rave, o la frescura que emanan sus arrebatadoras imágenes. Y es que, la joven directora de "Un Amour de Jeunesse" acaba de revelarse como la artista que mejor sabe rodar la fiesta en una pista de baile. Para emocionarse y flipar. 20 años de alucinante recorrido en el que el músicón nunca deja de sonar. Un fiestón de esos cuya celebración bien merecería darse en todo un Sónar. Suben los decibelios. Os dejamos con su banda sonora íntegra. A bailar.


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