Fotografía de Ricardo Lázaro.
El pasado sábado 16 tuvo lugar en Medialab Prado la conferencia Género y videojuegos de ArsGames. En ella se trataron el papel de la mujer en los videojuegos (en su desarrollo, en su aparición en los mismos), la sexualidad, los estereotipos, los prejuicios. Para ello se sirvieron de la explicación del proyecto Bit y aparte, de la presentación del videojuego Homozapping, de la proyección de los documentales de Marina Amores (Mujeres y videojuegos y Hombres y videojuegos) y de una mesa redonda moderada por Antonio Santo.
Poco después de las cinco de la tarde comenzó la charla-coloquio sobre género en Bit y aparte. Eurídice Cabañes (presidenta de Arsgames además de filósofa especializada en filosofía de la tecnología y colaboradora del Centro Multimedia del CENART, entre otras cosas que llenan un currículum espectacular) y Ruth García (secretaria de Arsgames y docente de Diseño y desarrollo curricular de Artes y Expresión Artística) estuvieron conversando sobre la importancia de los estudios de género, de cómo estos tienen su reflejo e importancia en los trabajos que publican desde la asociación aunque estos no traten expresamente de género y de su proyecto Bit y aparte: una revista semestral «que aborda los videojuegos de un modo holístico, desde todos sus matices y dimensiones (la arquitectura, la educación, la salud, los temas de género, la política, el diseño, la innovación y, en general, cualquier tema susceptible de generar una reflexión en torno a y desde el videojuego». Así, la revista se secciona en las categorías de arte, educación, género, game studies e innovación. De momento cuenta con cuatro números. Tras hablar sobre algunos ejemplos de videojuegos (Dragon Age, The Witcher…) que abordan formas de representar la mujer, los géneros o la sexualidad fuera de la “normalidad” a la que nos ha acostumbrado el ocio electrónico, dijeron estar trabajando en un libro bajo el sello Arsgames, Sexualidad y videojuegos, con cinco manos metidas en faena.
Tras un breve descanso comenzó la presentación de Homozapping. Se trata de un videojuego desarrollado en México en el espacio del PlayLab XY01. No es exactamente una game jam: se definen como «un espacio híbrido y multidisciplinar para la innovación, la creación y el prototipado de (video)juegos y aplicaciones derivadas de estos». El objetivo de este PlayLab era crear un videojuego con la sexualidad como tema principal. Tras presentarlo quien le puso música, Néstor Jaimen, junto a Eurídice Cabañes, el juego fue mostrado en navegador y probado en directo por unos de los asistentes al evento. En un tono irónico, se nos mostraba la pantalla de un televisor en el que se iban intercalando vídeos de publicidad, fragmentos de películas y videoclips sexistas o relacionados con el género con espacios jugables, como un minijuego en el que iban pasando distintas personas y había que señalar al raro, pruebas en las que asociar las partes de los aparatos reproductor masculino y femenino con sus nombres correspondientes u otro en el que había que excitar sexualmente a una señora mayor. Un videojuego transgresor. Un experimento. Un proyecto necesario.
Hacia las siete de la tarde subía a la tarima Marina Amores, redactora en Eurogamer.es y documentalista. Presenta el documental Mujeres y videojuegos, encargado por ENTI (Escola De Noves Tecnologies Interactives) y que se encuentra desde el pasado julio en YouTube. El trabajo muestra entrevistas a distintas profesionales del sector de los videojuegos: periodistas especializadas, artistas, programadoras, traductoras, alumnas y una jugadora profesional de Street Fighter. Refleja la discriminación que varias de ellas han sufrido en sus carreras, sus puestos de trabajo o, simplemente, jugando. También se habla sobre discriminación positiva: unas becas exclusivas para mujeres destinadas a estudios relacionados con el ocio interactivo. El documental le valió a Amores críticas a su trabajo y a su persona de ese sector que recela del feminismo. Como respuesta se atrevió a hacer otro documental: Hombres y Videojuegos. Desde una perspectiva irónica pregunta a diversos profesionales del sector masculinos (desarrolladores, periodistas, críticos, youtubers) sobre diversos problemas que los hombres sufrimos día a día: discriminación en el puesto de trabajo por el simple hecho de tener pene, tener que silenciar el micrófono jugando online por miedo a que nos reconozcan como hombre… El documental es la respuesta perfecta a los que criticaron su anterior trabajo.
El evento se clausuró con una mesa redonda (que físicamente era rectangular) moderada por Antonio Santo (director de FSGamer) y participada por Eurídice Cabañes, Marina Amores, Luca Carruba (miembro de Arsgames y artista) , Judit Tur (tester y traductora de videojuegos), Ruth García y Andrea Sacchi (artista digital). Entre los temas que salieron a colación (no demasiados, ya que quedaba poco tiempo para que cerraran Medialab) estuvo, por supuesto, Bioware y su representación de género y sexualidad o Bayonetta y la disputa de si es realmente un personaje empoderado. Pero también se debatió sobre discriminación positiva (a colación de las becas que aparecían en el documental Mujeres y videojuegos) y se aportaron perspectivas interesantes: Luca Carruba mencionó que el propio lenguaje de programación puede ser sexista, que al igual que hay estudiosos que investigan nuestro lenguaje desde una perspectiva de género, también hay quien lo hace sobre el código.
En definitiva, una jornada interesante y necesaria que me hizo descubrir proyectos que no conocía, perspectivas de los estudios de género que no contemplaba y que me incitó a reflexionar sobre lo más inquebrantable de nuestra sociedad: la igualdad.
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