Desde por la mañana, o desde la hora del aperitivo para este que escribe, la carpa del Escenario Complutense se llenó de buenos grupos y, pese a los problemas de sonido, Belako hicieron estallar las canciones que les han hecho pasar de ser una promesa a una realidad del indie español en muy poco tiempo.
Promesa que todavía son Noise Nebula y que en una misma carpa, ya un poco menos llena porque empezaban los conciertos en los escenarios grandes, hicieron lo que pudieron luchando contra los elementos y los nervios --problemas de sonido, una correa de guitarra que se rompe por sorpresa o una cejilla de que no aparece--, aunque desde aquí defendemos que son una gran banda y que solo necesitan crecer.
Entre medias de tanta juventud actuaron León Benavente. Seguramente que preguntándose todavía la razón por la que salieron a escena a la 14.10 horas --como la mayoría de los que estábamos allí--, la lesión Abraham Boba en el pie no fue obstáculo para que sus hits retumbaran de principio a final del escenario en un concierto que no defraudó en absoluto.
A LOS ESCENARIOS GRANDES
Poniendo rumbo ya a los escenarios grandes, M. Ward fue el segundo saltar a una de aquellas tablas con buen pop y rock and roll, aunque lo tuviéramos que disfrutar desde la sombra de las barras por miedo a una lipotimia. Algo que no nos podíamos permitir cuando llegó el turno de Jimmy Eat World, de lo mejorcito del festival.
La banda de Arizona no dio tregua durante la escasa hora de su actuación. Ataviados todos de negro --eso sí que fue desafiar el calor-- el grupo repasó sus grandes temas y allí se escucharon, por ejemplo, canciones inconfundibles como 'Swetness', 'Bleed American' o su nuevo single 'Sure And Certain', para llegar a un final apoteósico con 'The Middle'.
Mientras tomábamos aliento en la sombra escuchando a Oh Wonder, el sol dejaba ya de quemar las nucas y ver a Eagles Of Death Metal ya no fue un suplicio, aunque se esperaba mucho más de ellos porque la palabrería entre canción y canción ya hizo que la hora que tenían programada se hiciera mucho más corta y que su versión de 'Moonage Daydream' de Bowie fuera lo mejor del concierto.
VUELTA A LA CARPA
El rato en el que Zara Larsson se daba unos bailoteos se hizo un poco largo hasta llegar a Garden City Movement, el que sería uno de los descubrimientos de la noche con esa mezcla de indie y electrónica tan particular. Fueron así, junto a Clean Cut Kid, una de las sorpresas de la noche y suficiente para llegar a ver si había acabado Bunbury y escuchar solo 'Maldito Duende' y 'Mar Adentro'.
Kodaline fue otro de esos momentos muertos del Dcode y viéndolos todavía se nota que le falta mucho si quieren tan solo llegarle a la suela de los zapatos a Coldplay, Sonow Patrol, Travis o Elbow, grupos con los que se les compara en Inglaterra.
Pero eso se solucionó con otro de los triunfadores de la noche. Triángulo de Amor Bizarro nunca defraudan y mostraron, mientras defendían las canciones de Salve Discordia, que merecían haber actuado, sin duda alguna, en uno de los escenarios principales tanto por su entrega como por la del público al que hicieron sudar, y doy fe de ello.
Un 'impasse' más nos dio el Dcode con 2Manydj antes de poder ver a Deloran con su electrónica y los temas de su recién estrenado 'Muzik', con el que han relegado las guitarras a un segundo plano. Aunque fue al final del concierto cuando aparecieron los instrumentos de cuerda para recordarnos que el grupo de Zarautz también tiene un buen pasado y grandes hits en su discografía.
Por lo demás, ya solo quedaba ver a Mark Ronson vociferar mientras pinchaba los temas principales del mainstream del mundo mundial, para un Decode que nos ha dado muy buenos momentos estos años, pero al que le ha faltado algo esta edición.