El Teatro Real de Madrid empezó la temporada con una gala de pre-estreno joven de la ópera Adriana Lecouvreur y no podía perdérmelo (me queda muy poco para que se me acabe el precio reducido: tengo que aprovechar).
Es una tragedia en cuatro actos que homenajea a una famosa actriz real cuya muerte se produjo en circunstancias misteriosas. No había oído hablar ni de Francesco Cilea (el compositor) ni de Arturo Colautti (el libretista), pero me pareció muy buena combinación.
La trama se centra principalmente en los celos, ya que la actriz tiene una peligrosa rival en el ámbito amoroso, y tiene algunas escenas muy potentes, con enredos políticos e intervenciones de gente del mundillo del teatro. Además, en algún momento tenemos una actuación dentro de la actuación, lo cual resulta curioso.
La puesta en escena era con trajes de época, con un escenario elevado que iba girando en función de la ambientación elegida, lo que encajaba muy bien con la narrativa.
En cuanto a la actuación, me pareció excelente, con muy buenas voces en los papeles protagonistas, así que no dudaría en recomendar ir a verla.
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