BBK III: crónica de un sábado anunciado
Marcamos la segunda opción, la del último esfuerzo. Y más aún cuando recibo una señal desde el hilo musical del bar de los pinchos de canguro. Suena “Belive It or Not” el tema de Joey Scarbury que fue sintonía de la serie El Gran Héroe Americano. Ya me siento William Katt sobrevolando el cielo de Kobetamendi…Aterrizo. Basta ya de romanticismos y vayamos al grano, a la música.
Llegamos a Seasick Steve, el “abuelo” del ecléctico cartel. 71 años y unas finas pinceladas de blues para dejar bien claro que no existe una edad para este arte. Desgrana “You can´t teach an old dog new tricks” y su baterista termina destrozando su set ante un entregado aforo. Quizás se ha contagiado de la locura que nos espera. La que encabeza Tim Harrington, cantante de Les Savy Fav. El escenario grande se le queda pequeño y con su maleta de disfraces convierte el festival en la batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma. Una bandera, un flotador, una caja, una silla de plástico,…elementos que cobran casi más importancia que los propios instrumentos. Su banda, impasible, completa un bolo correcto certificando que no hacen falta fuegos artificiales para colgarse la medalla de “show de la edición 2011”. Muy divertido.
“Estoy todo roto por dentro”. Coreo M Clan. Y por fuera. Reflexiones de soledad. A pesar de estar rodeado de varios miles de personas, disfruto en mi gueto del rock & soul. Tarque, sin duda, la mejor voz del BBK, Prisco, uno de los mejores guitarristas en la sombra y Boli Climent, que igual funde un bajo que acaricia un hammond. Conclusión. Cantan en castellano. Vaya lastre. De ahí, al concierto confeti, el de Thirty Seconds to Mars. Música poca pero su líder, Jared Leto, se siente como Mickey Mouse en Disneyland. Muy respetable. Sus quinceañeras lo adoran y sus más de cuatro millones de copias vendidas lo avalan.
De oca a oca. O de Jared a Jack Johnson. Momento pradera que después vienen curvas. El hawaiano convierte en una balsa de aceite el recinto y hay que reconocer que no lo hace mal. Llegamos a las primeras curvas: The Black Crowes. Se separaron hace unos años pero suenan más juntos que nunca. Musicalmente perfectos y con eso, sobra lo demás. Se acerca el final y está reservado para Los Hermanos Químicos. The Chemical Brothers presentan su último trabajo “Further” pero siguen haciendo vibrar con sus éxitos de siempre. Here we go!!. Las pantallas gigantes y las proyecciones de imágenes psicodélicas bajo la lluvia me hacen recordar el show de Roger Waters. Y de paso, me sirve para aclarar que el único “the wall” que existe para nuestro equipo festivalero es el de Pink Floyd. Eskerrik asko Bilbao.