Crónica Sitges 2011: God Bless America

Publicado el 16 octubre 2011 por Fimin

Indiscutible icono indie durante en la década de los 90 y responsable de inolvidables comedias del calado "Mallrats" o "Persiguiendo a Amy," Kevin Smith parecía sumido en el más profundo abismo cinematográfico con sus últimos (y demenciales) trabajos. Es el caso de la errante secuela de "Clerks," "Vaya par de polis" con la peor versión posible de un obsoleto Bruce Willis o su paródico salto al cine X con "Hacemos una porno." Un abismo del que ahora intenta levantar cabeza dando un contundente giro en su filmografía y adentrándose de lleno en el género del terror social con "Red State." Es su particular God Bless America, una sorprendente sátira que por más que también resulte en ciertos aspectos fallida (milagros, en Lourdes) nos descubre que a Kevin Smith lo preferimos a malas que a buenas. Una agradable sorpresa.

¿De qué va?

Las hormonas pueden ser muy traicioneras. Y si no que se lo digan a los adolescentes que, atraídos por un anuncio que promete sexo en grupo con una mujer madura, caen en la trampa de un grupo de fanáticos religiosos dispuestos a erradicar con métodos extremos la libido de la juventud norteamericana.

¿Quién está detrás?

Indiscutible icono indie allá por los noventa y responsable de inolvidables joyas como "Mallrats" o "Persiguiendo a Amy," el director de Nueva Jersey estaba sumido en el más profundo abismo cinematográfico con sus últimos (y demenciales) títulos como es el caso de la secuela de "Clerks," "Hacemos una porno" o más recientemente "Vaya par de polis" con Bruce Willis.

¿Quién sale?

Para ello cuenta con un reparto encabezado por la recientemente oscarizada Melissa Leo, el gran John Goodman y Michael Parks, uno de los actores predilectos de Quentin Tarantino (quien, por cierto, ya ha declarado su admiración por esta película).

¿Qué es?

Un golpe de timón en toda regla.

¿Qué ofrece?

Un corrosivo atentado contra el conservadurismo de la sociedad americana. Desde el fanatismo religioso hasta la ineptitud policial pasando por el catecismo rural yankee, Kevin Smith dispara a matar adentrándose en el horror más virulento, golpeándonos con un satírico retrato de una sociedad lapidada por su propio ego que resulta tan estremecedor como real. En lo positivo, destacamos un contundente y necesitado giro en su moribunda carrera cinematográfica cuyo desternillante desenlace (muy dedudor del de "Police, Adjective") probablemente resulte el mejor de toda su filmografía. En lo negativo, lo de siempre, sigue sin saber donde poner la cámara, como encuadrar un plano o como trasladarnos un relato con una mínima sobriedad narrativa. Aún y así, sin ser realmente buena, es lo mejor rodado por Kevin Smith en años, muchos años. Di que sí, God bless America Kevin.