Crónica Sitges 2011: Limitación paranormal

Publicado el 12 octubre 2011 por Fimin

He de reconocerlo, el tema de la camara en mano y grabar en primera persona o la típica camarita de vigilancia fija empotrada  en el techo de la supuesta casa poseída ya, ni me da miedo, ni me sorprende, ni me perturba, y lo que es peor, ni me entretiene. Simplemente me aburre, me cansa. El  supuesto registro documental me distancia más de lo que me impregna en miradas completamente previsibles y absolutamente olvidadizas que beben de propuestas muchísimo más estimulantes y, en su momento, novedosas, como "Rec", "El exorcista" o "El proyecto de la bruja de Blair." Ante esta complicada tesitura me enfrentaba a la ópera prima de Carles Torrens, "Emergo,"una ficción más de fenómenos paranormales que se suponía, nos brindaría una auténtica vuelta de tuerca al cine de casas encantadas. Tras su pase, sigo sin sorprenderme y sin asustarme, pero al menos, he asistido a un digno fenómeno paranormal. Algo que ya es mucho decir.

¿De qué va?

Un grupo multidisciplinar de investigación paranormal acude a un apartamento donde se están produciendo todo tipo de fenómenos extraños: llamadas telefónicas sin respuesta, objetos que se desplazan solos, sonidos de origen desconocido y lámparas que estallan sin razón aparente. El grupo se dispone a investigar los hechos de forma científica, empleando los medios técnicos más avanzados a su alcance, pero poco a poco las misteriosas manifestaciones serán más y más violentas.

¿Quién está detrás?

Rodrigo Cortés, responsable de Buried, firma el guión de Emergo. Quien dirige es el debutante Carles Torrens.

¿Quién sale?

Los norteamericanos Kai Lennox, Mia Mantegna, Michael O'Keefe, Rick González y Fionna Glascott.

¿Qué es?

Paranormal Activity + El último Exorcismo

¿Qué ofrece?

Una sensible mejoría respecto a sobadísimas propuestas paranormales como la irrisoria "Paranormal Activity." Bien rodada, bien interpretada y bien resuelta, "Emergo" no obstante, no deja de ser una película más de terror sobrenatural, con algún que otro sustillo que funciona, pero que se ve y se olvida con la misma facilidad que se digiere cualquiera de los 'fabulosos' bocatas con  los que atentamos contra nuestro estómago en los 5 minutos de margen que tenemos entre pase y pase.