06 de Octubre del 2014 | etiquetas: Festival de Sitges, Festivales 2014
TwittearPor más que muchos se empeñen en menosporeciarlo, o infravalorarlo en comparación con esa gran meca del cine (y del postineo) que significa Cannes, este año volvimos a comprobar de primera mano, una de las grandes virtudes que tiene la Berlinale. Y esta no es otra que su capacidad para descubrir, curso tras curso, títulos inesperados, absolutamente desconocidos, que acaban por resultar claves en la cosecha cinematográfica de cada año. Fue el caso de "The Act of Killing" o "Alabama Monroe" (ambas programadas en secciones paralelas en su edición anterior) que hoy son nominados al Oscar. Pues bien, tranquilamente podría ser también el caso de "71". Hecho que Sitges hoy nos confirma.
¿De qué va?
Irlanda del Norte, 1971. Un joven soldado británico queda abandonado accidentalmente por su unidad después de un motín en las calles de Belfast. Interponiéndose entre los protestantes y los católicos de la zona, tratará de sobrevivir a la noche solitaria y encontrar su camino a la seguridad a través de un paisaje desconcertante, extraño y mortal.
¿Quién está detrás?
Siete son los años que Yann Demange ha esperado para der el salto de la pequeña a la gran pantalla. Vaya si la televisión cunde. El premio al Mejor Director puede que ya tenga dueño.
¿Quién sale?
Nombres no tan conocidos (o prácticamente desconocidos) como los de Jack O'Connell, Sean Harris, Paul Anderson o Charlie Murphy, que a partir de hoy serán absolutamente reconocidos. No hay ninguno de ellos cuya intensidad interpretativa no esté a la altura de la bomba de relojería que protagonizan. Su actuación es tan explosiva que solo admite mecha corta.
¿Qué es?
El primigenio Paul Greengrass (Bloody Sunday) + la mejor versión de Jim Sheridan (En el nombre del padre) envueltos en un aura de siniestro pavor.
¿Qué ofrece?
Es un thriller conspiracional contundente, feroz, penetrante, de los que no da respiro. Es también, un complejo drama político de encomiable y arrojado discurso, tan rigurosamente planteado, como poderosamente ambientado y sólidamente estructurado. Y es ante todo, un peliculón rodado con un pulso brutal y reveladora inteligencia. Yann Demange no deja títere con cabeza a la hora de enarbolar esta arrolladora parábola sociopolítica en la que nadie, esté en el bando que esté, se salva de la quema. Tan violenta y preocupantemente real, como la vida misma. La violencia, germina violencia, y es lo que a las altas esferas les interesa. El sensación de constante paranoia empapa esta violenta y tensa odisea que incluso a momentos se vive como un "Call & Duty". Y es en ese preciso instante, cuando "Bloody Sunday" parece tornarse en "Hijos de los hombres" para acabar evocando "Tempestad sobre Washington" (sobre Londres en este caso). No hay antídoto posible para no acabar por reventar, y caer rendido ante semejante tour de force. Tomarte una tila tras embarcarse en tan intensa experiencia puede ser la única opción sativa. Bombazo, y de los de largo alcance. Y ahora sí, respiro.