07 de Octubre del 2014 | etiquetas: Festival de Sitges, Festivales 2014
TwittearEs otra de las grandes virutdes que atesora un festival tan dementemente inabarcable como lo es el de Sitges: recuperar grandes joyas cuya producción no tiene que responder tanto a este año, como el hecho de no haber sido merececidamente aclamadas y encumbradas a lo largo de su periplo festivalero y comercial. Un cupo que este año lo cumplen con creces, no solo rescatando "Under the Skin" o "Fish & Cat", también la violenta, intesna y absolutamente demoledora "Starred Up". Un clásico instantáneo del cine de prisiones que es también un tour de force en todas sus vertientes. David Mackenzie al fin logra su obra cumbre.
¿De qué va?
Eric es un criminal adolescente de conducta tan violenta que acaba siendo encerrado en una cárcel de máxima seguridad. Allí se reencontrará con su padre, que cumple condena entre esos mismos muros.
¿Quién está detrás?
Alumno aventajado de Michael Winterbottom, tanto para lo bueno (construye una filmografía ecléctica y arriesgada) como para lo malo (su característica irregularidad le hace tan capaz de lo mejor como de lo peor), David Mackenzie al fin nos brinda su obra cumbre. Toca celebrarlo.
¿Quién sale?
Jack O’Connell (quién también lo borda en "71") y Ben Mendhelson (gandor del Premio BIFA al Mejor Actor de Reparto) se embarcan en un antológico duelo interpretativo que tiene todas las papeletas para desembocar en las mejores caracterizaciones masculinas que disfrutaremos en este Festival de Sitges.
¿Qué es?
Cine carcelario en la mejor de sus versiones
¿Qué ofrece?
Un tour de force en todas sus vertientes (tanto a nivel de cámara como interpretativo) que es también la mejor película de David Mackenzie, y de largo. Un clásico instantáneo del cine de prisiones que no tan solo destaca por su violencia extrema y salvaje aspereza, por su feroz visceralidad y sobrecogedora crudeza. También por significar aquella película que de forma más desgarradora, seca y abrupta aglutina más agresiones y hostias que un servidor recuerda desde "The Raid", por mucho que una se sitúe en las antípodas de la otra. Y es que "Starred Up" se desmarca del cine de género, es decir, del thriller carcelario, para incurrir en el drama íntimo (aquel que aborda la autodestructiva relación entre padre-hijo) y la denuncia social (aquella que reivindica la terapia grupal para enderezar la conducta y el comportamiento en detrimento de la incomunicación y vapuelo físico que hoy día se emplea). Para que nos entendamos, "Starred Up" es como si soltaramos a dos toros desbocados entre rejas, que a paser de amarse incondicionalmente, no han sido criados ni enseñados para poder transmitirse su amor. Y claro, lo que ello provoca es una constante sensación de penetrante amenaza, una violenta sacudida tras otra que supura tanto a nivel físico como tambien emocional. Intensa y opresiva, brutalmente agresiva y devastadoramente épica, "Starred Up" paradójicamente, también siginifica la película más humanizadamente deshumanizada que uno recuerda en lo que a cine carcelario se refiere. De hecho, podría compararse a "Un Profeta", a pesar de que indiscutiblemente resulte mucho más frontal y directa, mucho menos ambiciosa y compleja. Y aún y así, sería lícito anteponerla. Para agarrarse los machos, vamos.