Crónica Venecia 2012: "Outrage Beyond" catarsis yakuza made in Kitano

Publicado el 03 septiembre 2012 por Fimin

Quienes tuvimos ocasión de disfrutarla en Sitges no podemos más que atestiguar que"Outrage" significaba una vuelta al ruedo en toda regla de un gran Takeshi Kitano en estado puro, quien volvía a desmenuzar una trama yakuza con su insobornable sentido del humor y un abrupto (y acertado) uso de la violencia en un film que, en cierta forma, recordaba al "Election" de Johnnie To. Una matanza mostrada con gran mesura y contención pero, con fogonazos de una inconfundible contundencia made in Kitano que, como todos esperábamos, repite hito con su secuela.

¿De qué va?

Otomo vuelve a la carga tras cumplir condena en un moemtno que la policía encrudece su lucha contra el crimen organizado provocando que se inicie una guerra por el poder entre la familia Sanno de Tokio y la familia Hanabishi de Osaka, esperando que ellos mismos se maten unos a otros. Y así, lo que comienza como una guerra interna encarnizada, se convierte en una lucha a nivel nacional de consecuencias inesperadas.

¿Quién está detrás?

El gran Takeshi Kitano vuelve al mundo yakuza en el que tanto, y tan bien, se desenvuelve .

¿Quién sale?

Toshiyuki Nishida, Tomokazu Miura, Ryo Kase o Hideo Nakano, entre otros, repiten experiencia con un Beat Takeshi en estado puro.

¿Qué es?

El Election de Takeshi Kitano

¿Qué ofrece?

Todo lo necesario para erigirse en una película de visionado obligatorio para todo fan de Kitano. Otomo vuelve al ruedo, y lo hace a lo grande, provocando una matanza yakuza sin precedentes que, sin embargo, vuelve a cocinarse a cocción lenta. ¿Sus prin cipales ingredientes? un inconfundible sentido del humor (negro a ratos, delirante a otros, y deadpan en casi todos) y una extrema violencia que de repente emerge y te golpea con la imprevisibilidad y contundencia de un taladro, por ejemplo, o un dispensador de pelotas de béisbol, por poner otro.

Pero dejando de lado el innegable divertimento que "Outrage Beyond" me depara, la importancia que ésta vuelve a darle a la ritualidad yakuza, a la presentación de todos y cada uno de los sanguinarios miembros de las diferentes familias, a su compleja trama, o, sin ir más lejos, a la irónica, incluso, grotesca denuncia con la que apunta y dispara a la corrupción policial (nadie está a salvo de Beat Takeshi), la encumbran, al igual que su predecesora, en el olimpo del cine de mafia yakuza (y no tan yakuza). ¿Election? Quizá no llegue, pero desde luego, que cerca anda. Y como premio, Sitges espera nuevamente a a la vuelta de la esquina.