31 de Agosto del 2013 | etiquetas: Festival de Venecia, Festivales 2013, Crítica
TwittearAlejarse de la sombra de los padres y encontrar una identidad propia. Esa es la premisa de la adolescencia. Escapar de la infancia y descubrir el mundo adulto es una importante transición repleta de cambios, ilusión, locura, y como no, decepción. Ya no todo es inocencia, pero a cambio asoma la posibilidad de empezar a sentirse adultos, libres e independientes. Uno de los directores más prolíficos en filmin, Lukas Moodysson, recupera el espiritu de su opera prima “Fucking Amal” con una película enérgica, entrañable y divertida, capaz de dibujar a toda una sala de Venecia una permanente sonrisa.
¿De qué va?
Es 1982 y en Estocolmo dos niñas de 12 años deciden montar un grupo de punk con el que responder a todo lo que les molesta. El problema es que no saben tocar nada, y deciden convencer a su cristiana compañera Hedvig con buenos conocimientos musicales para que las enseñe y se una a ellas. Ilusión, inocencia, locura, decepción, chicos, traición e ideales se juntan en esta encantadora película.
¿Quién está detrás?
Lukas Modysoon, director de “Fucking Amal” (ver online), "Lilya Forever" (ver online) o "Mamut" (ver online) pese a ser un declarado católico, nos muestra a tres pre-adolescentes anti-todo que quieren demostrar que el punk no ha muerto. Y lo consigue con está cálida película situada en una fría –y utópica- Suecia de los 80.
¿Quién sale?
Mira Barkhammar como Bobo, Mira Grosin como Klara, y Liv LeMoyne como la "católica" Hedvig son el trío protagonista dispuesto a cautivarnos con la dulzura de quien acaba de ser niño, y la dureza de quien quiere encontrar su propia identidad mediante la rebeldía.
¿Qué es?
El espíritu de su primera película “Fucking Amal” con el gamberrismo de “School of Rock” de nuestro querido Linklater.
¿Qué ofrece?
El sentirse parte de una tribu urbana a lo largo de nuestra infancia y adolescencia es un proceso más en la vida, algo que se antoja inherente al ser humano. Son patrones sociales que surgen de la necesidad de labrarse una identidad para liberarse tras un proteccionista proceso infantil. La desobedencia ante la autoridad, la búsqueda de una imagen diferenciadora, la soledad en la adolescencia, el descubrimiento del alcohol, o el primer amor, son son sus señas, así como los principales ejes sobre los que gira "We are the Best". Y lo mejor de todo es que lo hace con cautivadora gracia, desde esa mirada infantil tan desenfadada y traviesa como libre y optimista que se mezcla con las bizarras y desternillantes situaciones que povocan el 'larga vida al punk' de un entrañable trío de niñas suecas. “Fuck our parents, fuck sport, -y en definitiva- fuck everything”. El punk no ha muerto, es más, bajo la cresta de Lukas Moodysson está más vivo y libre que nunca. Alegría.
Nota: 7 / 10