30 de Agosto del 2013 | etiquetas: Festival de Venecia, Festivales 2013, Crítica
TwittearLa historia tiene complejos que nunca ha sabido corregir. Es habitual hablar de las guerras en términos de vencedores y perdedores, pero la realidad es muy distinta, y es que lo único que acaba habiendo son vencidos. Sí, en cualquiera de los bandos, y aunque las películas de la II Guerra Mundial suelen basarse en la persecución judía, también la hubo hacia alemanes al final de la guerra. Como es el caso de “Wolfskinder”, un trágico relato sobre esa época en la que la vida no valía nada, y el hombre más que nunca era un lobo para el hombre, donde nadie estaba libre de pecado, la paz era una quimera dificil de soñar, y sobretodo, ser un niño era un drama.
¿De qué va?
En agosto de 1946 el Ejército Rojo avanzaba imparable hacia Alemania anunciando la inevitable caída del III Reich. Miles de niños alemanes tuvieron que huir con la ilusión de llegar al único territorio aliado -o no- que les quedaba, Lituania. De más de 25.000 solo llegaron unos cientos que tuvieron que renunciar a su identidad para no ser deportados a Siberia. Estos niños recibieron el nombre que da título a la película y que en castellano es traducido como “los niños-lobo”. Hans y Karl son dos hermanos que se ven obligados a emprender esta ruta tras la muerte de su madre, dos niños que verán como una Guerra les robará la infancia igual que a los demás niños que se irán encontrando en el camino.
¿Quién está detrás?
Se trata de la impecable Opera Prima del director alemán Rick Osterman que ha dejado helado al público de la Mostra de Venecia con este seguimiento desgarrador a los niños-lobo alemanes que de un día para otro se vieron convertidos en hombres.
¿Quién sale?
Seis debutantes y desconocidos niños entre los que brillan Levin Liam y Helena Phil demostrando el gran trabajo de casting teniendo en cuenta la dificultad de trabajar con los más pequeños.
¿Qué es?
Otra película de la Segunda Guerra Mundial con la particularidad de que la persecución a los "niños-lobo" es nuevo en el cine, con una fotografía malickiana.
¿Qué ofrece?
La crudeza de la guerra y como puede convertir al ser humano en el monstruo más despreciable de la Tierra. Y cuando esto ocurre solo nos queda la naturaleza, como bien demuestra el protagonista, Hans, quien constantemente se abstrae en ella de lo que sucede a su alrededor porque es la Tierra la única que le protege,la única que es capaz de hacer brotar la belleza de la oscuridad en un mundo que condena a los niños a la soledad, a la huida y a la pérdida de la identidad, robándoles la época más preciada de la humanidad, la infancia. Un tema ya tratado pero no por ello prescindible, porque se deben recordar los errores del pasado, para no repetirlos y tratar de que nunca más exista ese lugar donde solo hay vencidos, la guerra.
Nota: 6.5/10