Crónicas del Campo Santo, Crónica Nº 27

Por Daniel Paniagua Díez

Crónicas del Campo Santo Nº 27

Para una mejor comprensión de lo que sucede en este Campo Santo se pueden utilizar muchos símiles, uno de los más conocidos es la contraposición de luz y oscuridad, materia y eter. Seres luminosos y seres oscuros; se nos ha enseñado, hecho creer, que los seres etéricos son luminosos ¡vienen de La Luz! Y que los seres carnales somos oscuros, pesados, llenos de malas intenciones, ¡cometemos pecados!

Bueno, pues ni tanto ni tan calvo, al menos por lo que yo conozco. Los seres etéricos pueden comportarse como auténticos demonios y los carnales como santos en vida, esto es así.

Si los etéricos descienden para encarnar es por algo, y que los carnales tengamos aspiraciones elevadas tambien es por algo. Como seguimos aún bajo los efectos de esa extraña enfermedad XIX no visualizamos las cosas con claridad. Ha fallecido mucha gente de improviso, es cierto, (el año pasado por estas fechas yo suponía que se podría llegar a una cifra diez veces mayor, y más. Me alegro de que no sucediera tal cosa) Pero no debemos preocuparnos los que aquí quedamos por los que han partido, están en un lugar mejor y con mejores condiciones existenciales, preocupémonos por los que todavía respiramos.

Como ser oscuro que soy no paro de dar indicaciones luminosas, o que van en esa dirección, como la de colocar el agua de beber unos minutos expuesta a la luz solar. Bebes agua, bebes luz, ¡eso eres tú!

El día del fallecimiento de una persona no debería ser de duelo y lagrimas, si no de alegría pues el etérico que encarnó se ha liberado y se va a una disolución más liviana, mas sutil, ¡que no te duelen los huesos!

Es primavera en esta tierra así pues procuremos estar más sonrientes y esperanzados. Si no se tuercen las cosas con chifladuras tipo "guerra en el Donbás 2.0" o similares este verano se veran actuaciones sobre el dinero, sobre lo que entendemos por dinero y su influencia en las relaciones humanas.

Si no estoy mal informado en China Continental están ya probando con una moneda virtual y con caducidad, esto es: se puede comerciar con ella pero no acumularla. Soy de la opinión desde hace muchos años, tal vez porque soy un obrero, que el dinero debería caducar como las fresas o los huevos, y que cada mes se tirara con la paga, y en paz. Lograr tal cosa no era posible, me decían, con el dinero en metálico y en papel pero hoy día, con estos adelantos informáticos y telemáticos, resultaría de una sencillez pasmosa implementarlo.

Codicia, avaricia, sí, tenemos de todo, y las casas deberían ser hichables como los globos para que hubiera siempre sitio suficiente donde meter mas pares de zapatos. ¿No se puede hacer nada para cambiar este modo de proceder? Lo que nos han hecho creer. ¿Existe alguna aporía insalvable que nos impida mejorar? Tanto como individuos como raza; estoy oscuro al respecto.

Luminosos deseos, amigos míos.


Daniel Paniagua Díez