Crónicas del Campo Santo, Nº 32

Por Daniel Paniagua Díez

Crónicas del Campo Santo Nº 32

Procuro no pensar, esta es la expresión que más he escuchado en el último año. Ultimamente y especialmente en las largas colas de los "pinchitos". Cuando regresan a casa rascándose el brazo.

Hay mucha gente engañada con variados modelos de estafa; ejemplo: lo que denonominan bitcoin. Les han hecho creer que lo que están haciendo es "producir" dinero digital, cuando, en realidad, están gastando horas de procesador y energía eléctrica para una cosa muy diferente. (Que necesita "chupar mucho". ¿Qué podría ser?)

Otra engañifa que también está teniendo mucho éxito es la de ser "patriota". Especialmente al otro lado del charco. Que lo digan los dueños de la Reserva Federal tendría un pase, pero que lo digan obreros e hijos de obreros...

¿Cómo hemos llegado a este estado del arte? Por que el tiempo es arte.

La deconstrucción de la música a partir de Olivier Messiaen, y en todas las bellas artes ha conducido a la destrucción de ellas y que tengamos un planeta muradal plagado de grafiteros. Putos zombis.

Se ha deconstruido hasta la Tortilla Española, ¡¡Putos zombis!!, nos queréis matar a todos. Ala, venga, arreando a que os vayan pinchando.

Es destrucción, pura y simple; zombis y espectros de seres maquinales, moribundos, corriendo de aquí para allá; pero mira: esta primavera tiene momentos incluso divertidos, noches de botellón y mañanas de sepelio.

Por cambiar de tema: en Marte pudo existir algo de vida vegetal, hace mucho tiempo, pero la perdió al perder la mayor parte del agua superficial. ¿Puede quedar algo en profundas cavernas? Agua líquida quiero decir. Tal vez, pero me temo que ese pedrusco helado, que no llega ni a categoría de planeta, no da más de si. Por el momento.


Daniel Paniagua Díez