Mi amigo me invitó a ver este pueblo que ya visitó una vez de paso. No me esperaba para nada el grandioso parque que tiene el municipio de seis mil habitantes. Ya no me acuerdo de cómo se llamaba (mi profesor de literatura me lo dijo, pero tengo una memoria...). Contemplamos los dos estanques en dónde había algún pato que otro, deseoso de morder a algún ciudadano... No, en realidad, eran bastante pacíficos y se dejaron sacar unas fotos.
Nos estuvimos un buen rato en la plaza y mientras deambulábamos, nos encontramos con la biblioteca municipal... La fachada cuenta con las representaciones de la leyenda, filosofía, literatura, cultura, música, teatro, bellas artes, danza, poesía (y otra que ha quedado por el camino...).
Encontré algo sorprendente. Parece ser que hubo habitantes de la comarca que fueron deportados a campos de concentración nazis. Para eso, se construyó un monumento dedicado a esas víctimas y el amical de Mauthausen (una especie de hermanamiento) también hace memoria a los que sufrieron esa barbarie.
Finalmente, paseamos por las calles y contemplamos el pequeño municipio de la comarca de Les Garrigues. Entre otros lugares, vimos el campanario de la iglesia y la parte de afuera del museo en honor a Francesc Macià, uno de los padres de la ideología independentista catalana.
Así fue nuestro viaje a Les Borges. ¡Gracias por acompañarme, Jordi! Muy pronto, tendréis el videoblog de mi experiencia en Barcelona, en el encuentro de jóvenes lectores. ¡Nos leemos!