Día 19 de confinamiento Covid-19
Lo extraordinario empieza ser ordinario. No me refiero a la parte asociada a la gestión sanitaria y humanitaria, esa no es ordinaria, no podemos permitirlo. Un colega de Madrid me decía hoy que nos estamos acostumbrando a las muertes con la rapidez con la que la curva sube. Está justo en el epicentro madrileño de esta anomalía que nos toca padecer. Seguramente sus palabras sean mucho más ciertas que las mías, pero no he querido dejarle con la sensación que es así.
Desde la periferia, le comento, lo entendemos más como un estado de choque social profundo que no nos permite expresar el sufrimiento colectivo, porque tenemos puesto el piloto automático de lo que nos configura como animales, la supervivencia.
Desde la periferia, le envío el pésame y le digo que lo siento profundamente, que no sé qué decirle. Sigo con el piloto automático.
En 19 días se han producido tres muertes de personas mayores próximas. Empiezo a tener una edad en la que esto es habitual, pero no me acostumbro a esta frecuencia temporal tan inhumana. Seguramente se me debe haber estropeado el piloto automático.