Día 21 de confinamiento Covid-19
Sobre la mesa la discusión transcurre acerca de cómo evaluar a los alumnos teniendo en cuenta la situación actual. La preocupación es cierta, ayer noche fui testigo de una reunión de varias horas con el profesorado buscando fórmulas que permitiesen equidad y eficiencia, sin perded la realidad de la que se parte, pero sin dejar de explorar el futuro, que es en estos momentos incierto.
¡Y que luego digan que el profesorado no se preocupa de sus alumnos! La cantidad de competencias digitales que se están adquiriendo en estos días, no se consiguen ni en los mejores y más caros máster.
Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: profesores que nunca usaron un ordenador volverse expertos en TIC más allá de Orión. He visto conversaciones muiltibanda con orden cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todo lo que se preguntaba eran las mismas respuestas que buscamos el resto de nosotros. ¿Cómo me conecto? ¿A dónde clico? ¿Cuántos podemos estar al mismo tiempo? ¿Y si no me sale eso que dices? ¿Estarás ahí, que te llamo si no soy capaz?
Todos estos momentos no se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de vivir.
El guiso resultante con los nuevos formatos educativos se está cociendo en estos momentos. Levanto la tapa, oigo su chup-chup, lo huelo y el aroma que desprende me despierta el apetito.
El tutorial ensayado ha resultado exitoso, es verdad que estábamos mesa con mesa y el sonido se acoplaba, cosas que pasan cuando la distancia es la de la detección del micro del ordenador de al lado. Seguro que a mayor distancia funciona mayor.
Después de las vacaciones de Semana Santa, cuando el curso empiece de nuevo, no me pienso perder el espectáculo en el momento en el que se destape la hoya y una nueva vida aparezca en las colonias espaciales de la educación.