Día 40 de confinamiento Covid-19
Como tantas otras cosas.
También es posible que lo que vaya aconteciendo en los próximos meses no acabe siendo como en años pasados.
Es incluso posible que los próximos años no sean como lo que eran.
A mí no me parece mal del todo.
En Sant Jordi se compraba una cantidad de libros desproporcionada, tantos que en algunos -ejem- casos, acababan perdidos en rincones bajo un estado de aislamiento crónico y cumpliendo funciones para los que no habían sido diseñados o escritos. Es posible que hoy sí que sean leídos, y luego se destinen a esas funciones alternativas y secundarias que no digo yo que no sean buenas y hasta útiles.
En Sant Jordi se paseaba por la calle, se compartía alegría, se disfrutaba de un ambiente oloroso y floral y se tenía la sensación de ser un pueblo culto y leído, por lo del volumen de libros.
Lo acepto. Esto sí que duele. El dragón ganó la pelea.
Paro como hoy hemos cambiado la rutina, o dejamos con este poemilla:
En Sant Jordi encorvadosolíamos rosas hermosascómo cambian las cosaspor el SARS-CoV-2.
Hoy nadie se muevesin ambiente callejerono puede don dinerocon la COVID-19.
Sin querer ser agorerono nos hará mucho dañoesperar de nuevo un añopara reducir el R0.
Dejemos de ser automáticoscon un libro en las manosseamos de nuevo humanosojalá que asintomáticos.
¡Feliz Sant Jordi!
Bola extra: https://youtu.be/sgwSXIwVwU4 Sorpresa, sorpresa.