He salido con tanta ansia que me he olvidado que esta máquina no es una bici especialmente manejable, sinó que se hace dura de conducir y de dirección rebelde. Claro, como que en el rodillo no se mueve... Tanto que en el kilómetro 10,4 se me ha ido de delante y al suelo.
Increíble, más de tres años que no me caía, 50 días de rodillo y salgo el primer día y me despanzurro, como un pardillo.
Como los profesionales me he lamido las heridas, por cierto livianas y he continuado, que no era cuestión de desperdiciar las horas que teníamos disponibles en el cuadrante.
He vuelto contento y dolorido. Y un punto abochornado.
Lo dicho, empieza mi desescalada.