Día 17 de confinamiento Covid-19
Como sociedad somos extraordinariamente complejos. Como individuos somos de una sencillez extrema.
Aceptamos a título individual cualquier tontería estúpida que aparece en este inframundo tecnológico con la naturalidad de la candidez asociada a la inocencia, y al ejecutar el acto de su distribución nos idiotizamos colectivamente.
¿Por qué esta necesidad de ser estúpidos en formato social y colectivo? No tengo la respuesta, es tan complejo que soy incapaz de entender este acto, pero de bien seguro que si la buscamos habrá tantas respuestas como personas dentro del cuadrante izquierdo bajo.
Yo me niego a difundir cualquier cosa que me llegue a través de las redes sociales que no provenga de un contenedor fiable y que ofrezca un contenido útil e instructivo desde un punto de vista social.
Lo que sucede es que no tengo muy ajustado el don de la discriminación verdadera y, a veces, se me escapan cositas.
Una chorrada, un artículo cutre, una simplicidad, una auténtica falacia, una mierda como un pino... pero también una historia humana, un artículo científico buen escrito, un análisis pormenorizado, poco más ya que el resto es... vírico.
Marta Aguilera
Tal vez todo sea lo mismo y tenga un efecto, en el fondo, similar. De hecho, creo que estas crónicas están dentro de esa categoría. Posiblemente sea consecuencia de la necesidad que tenemos de contribuir a reforzar algunos términos que hoy adquieren un nuevo, diferente mejor, significado: felicidad, bienestar, salud, seguridad... y que forman parte de lo que asociamos a la forma en la entendemos que somos libres.Kurt Cobain, a quien hoy invitamos a esta entrada, decía que "a veces por muy alto que pongas la música solo puedes oírte a ti mismo". Tal vez hoy debamos bajar el volumen para escuchar lo que dicen los demás, y poder filtrar conscientemente lo que nos llega. Os dejo con "Smells like teen spirit" y con uno de sus versos:
"Here we are now entertain usI fell stupid and contagious"