Crónicas mundanas del COVID-19 (D6)

Por Cristóbal Aguilera @CAguilera2
El sol sigue esquivo y hasta un punto miedoso, encerrado en su cápsula etérea y nubosa sin querer mostrarse plenamente. Hoy, que es cuando la primavera toca a nuestra puerta, justo hoy, hum...
Día 6 de confinamiento Covid-19 (Gallina de piel)
Todos los asistentes están a la hora prevista para la reunión telemática. Una puntualidad consecuencia de las ganas que tenemos de vernos. Es como si la ventana que nos abre la cámara de nuestro dispositivo fuese la válvula de escape de emociones.Como estoy observando, y ya llevo cuatro reuniones multitudinarias, hay una proactividad maravillosa. Es fácil ponerse de acuerdo, todo el mundo opina con orden, nos invitamos a decir algo más, queremos saber más allá de la relación profesional que nos une. Una cámara se desvía ligeramente y nos sorprende la mirada interesada, aunque un tanto enfadada, posiblemente consecuencia de que su madre (asistente a la reunión) no le está prestando el interés que cree merecer. Todos vemos a través de sus ojos que lo importante es otra cosa, así que al grano y en veinte minutos lo liquidamos todo.Nos embarga una sensación de que la cosa ha ido bien y hemos contribuido, en equipo, a conciliar una familia que empieza a ser nuestra.Todo queda preparado para el lunes. Tenemos proyectos de investigación acuícola en marcha que requieren actuaciones. Venga, a qué hora quedamos. No, hemos decidido (me dicen mis colegas) que tú no vengas. ¿Cómo? Es que tienes a una persona de riesgo en tu casa y no podemos permitir que la expongas. Es cierto, no lo había pensado.Mi primera sensación es de inutilidad, pero les digo que sí, que tienen razón, y se me hace un nudo en la garganta. Tengo la "gallina de piel". Les envío un besazo y les digo que se cuiden y que cumplan escrupulosamente con las medidas establecidas. No dudo que lo harán. Van a llevar a cabo un trabajazo exigente en unas condiciones excepcionales.Hoy ha tocado limpieza. Era especialmente necesario ordenar un poco el estudio compartido, al que estamos dando un uso intensivo. Esta habitación es nuestro santuario. La limpieza es una liberación. Estamos espulgando hasta nuestra conciencia. ¡No sabía yo que hay tantos rincones en una silla!