Hace años que dejé de escoger la poesía. Si alguna vez lo hice, fue empujada por otros: profesores, novios, amigos más listos que yo... Para mí, la poesía no ha sido nunca una manera de entretenerme leyendo, sino más bien una forma de investigación, de búsqueda. Leer poesía era buscarse a uno mismo en la creación de otros y con bastante esfuerzo, por cierto.
Con la narrativa, sucede algo parecido: que leemos y nos queremos encontrar en los relatos de ficción que otros han escrito para nosotros pero en mi caso, la narrativa sí que la escojo y la leo.
Cronología del óxido se presenta ante mí como una señora excepción ─Hola, soy la primera antología de poemas de un viejo conocido del ciberespacio. Léeme y considérame una rara lectura voluntaria─me dice. Y yo, le hago caso.Así que con éstas me acerco a los breves y concisos poemas de Pablo Monforte, un autor que escribe como fotografía y que captura imágenes en su cuenta de Instagram, con los colores de estos textos. Se me despierta la pregunta en cuanto alcanzo la última línea del primero que leo ─¿De qué habláis?─ digo mirándolos frente a frente.Me parecen todos demasiado tangibles y no estoy acostumbrada a palpar la poesía.
La infancia y la pérdida de inocencia. Las nuevas tecnologías irrumpiendo violenta e indiscretamente en las relaciones personales y también el sexo, el despertar del sexo, el morir del sexo, el recuerdo del sexo. Algunos de los temas que introduce esa antología se incrustan en el ámbito cotidiano del lector y otros, sin embargo, se alejan de él y dejan que éste los contemple como experiencias extrañas, distintas de lo que él conoce.
Es este un libro de arrugas en las sábanas, de niños que preguntan y de herrumbre en las calles de las ciudades. Cronología del óxido advierte a sus lectores de que el mundo está lleno de tristezas y de que las experiencias, no sólo duelen sino que siempre habrá quien tenga capacidad de inventariarlas y darles forma de poema.
Será que a veces la poesía no busca al lector para que se reconozca en ella, sino que expone al poeta ante las miradas de quien lo lee. Será más bien eso.
Por eso Cronología del óxido me parece una obra generosa y clara. Por eso, rectifico todo lo que siempre he dicho respecto de la creación poética. Siempre hay excepciones y yo, a veces, también leo poesía.