Croquetas de Cabrales

Por Paloma Alós @eltercerbrazo

Estaba deseando que llegara el momento de ver el resultado!! Por fin he conseguido hacer unas croquetas de cabrales casi casi tan ricas como las que pedíamos para picar en el Restaurante El Abuelo, de Cangas de Onís, en Asturias, durante nuestro viaje veraniego este año pasado.

Seguro que en la mayoría de los bares y restaurantes de la zona se come de diez, porque la cocina asturiana no tiene desperdicio, pero este lugar nos enganchó desde el primer día: su dueño nos pasó información de qué no dejar de ver por la zona, nos facilitó mapas, nos contagió su pasión por la cocina y en él disfrutamos terriblemente de su hospitalidad, su trato y sus tapas. Así que repetir era acierto seguro.

Íbamos a la hora de cenar, porque a la de comer, lo hacíamos normalmente en la montaña, de senderismo, o en algún refugio donde -sin esperarlo- te encontrabas de repente con unas propuestas de menú espectaculares, platos que aquí en Valencia solamente podrías encontrar en las mejores cartas y por los que te habrían cobrado 50 euros por persona, bebidas aparte. Ni qué decir tiene que ni senderismo, ni pateo, ni “ná”: el engorde también estaba asegurado…

Y claro! ¿Qué mejor cena que sentarse ya sin prisa, para terminar un día de no parar, en un buen sitio, con un buen vino o sidra (escanciador indispensable) y unas tapas propias de la cocina asturiana, potentes, llenas de sabor y de cariño?

El propietario del local nos seleccionó lo mejor de su larga lista. Fue entonces cuando probé la fabada asturiana (sí!, para cenar!) y las croquetas de cabrales, un descubrimiento gastronómico particular, que he intentado reproducir sin éxito hasta ahora… o me quedaban muy fuertes o muy suaves, o era imposible darles forma! He ido probando. Necesitaba conseguir acercarme de nuevo a aquel sabor especial y único que me cautivó! No puedo recorrerme 800 kilómetros cada vez que quiera degustar esa maravilla! (Y eso que cada vez que las veo en la carta de algún restaurante las pido… pero nada que ver!).

Por fin he logrado unas croquetas suficientemente decentes y sabrosas como para que me transporten a Asturias en cada bocado.

Por supuesto, que cuando vayamos de nuevo a Cangas de Onís (esperamos que sea pronto), volveremos al restaurante El Abuelo. Entre tanto, os recomendamos que lo probéis vosotros y -si también os queda el pelín de lejos que a nosotros- podéis cocinar estas croquetas. Si cerráis los ojos, os llevarán allí!

Ventajas de hacerlo con Thermomix

No tener que estar encima del fuego durante casi una hora, sin dejar de remover, y ese tiempo, poder utilizarlo en otras cosas. Eso, para mí, no tiene precio.

Receta Croquetas de cabrales

Según la forma tradicional

Ingredientes (para 20 croquetas aprox)

1 cebolleta
Sal
1 cucharada de mantequilla
110 g de harina
Leche de consumo habitual, que por supuesto puede ser vegetal (algo menos de un litro, según la que absorva la harina en la elaboración de la bechamel)
100 g de queso cabrales
2 huevos batidos
250 g de pan rallado aprox
Aceite para freír

Preparación

Deberemos tener preparada leche caliente en el momento de añadirla en la preparación, así que empezaremos dejando la leche calentando en un cazo, sin que llegue a hervir.

Primero picamos y sofreímos a fuego lento la cebolla con un poco de sal, en la cucharada de mantequilla, hasta que veamos que se hace blandita y empieza a dorarse. Entonces añadimos la harina, mezclamos removiendo con suavidad y sin subir el fuego hasta que se integre bien con la cebolleta sofrita.

Inmediatamente agregamos la leche caliente, a poquitos. Al principio, un buen chorro, porque la harina seca absorverá líquido enseguida.

Seguimos removiendo, a fuego lento. Se trata de hacer una bechamel en toda regla.

Sin dejar de remover, seguimos añadiendo leche (siempre caliente), según la textura del preparado nos confirme que se va absorviendo y que “quiere más” (lo notaréis: cuando veamos que espesa de nuevo, añadimos de nuevo)… así hasta que hayamos consumido unos 700 ml u 800 ml. Ello dependerá del tipo de harina empleada (algunas absorben más que otras)… hay que estar encima e ir controlando.

Cuando la masa lleve en el fuego unos 3/4 de hora de reloj desde el momento de echar la harina, agregamos el queso de cabrales y deshacemos sin dejar de remover, consiguiendo integrar y mezclar completamente todos los ingredientes.

Una vez hecho esto, retiramos, dejamos enfriar y observaremos que la masa toma mayor consistencia. Una vez fría del todo la masa, hay que hacer las croquetas.

Por mucho que nos empeñemos, la mezcla de mantequilla, bechamel y queso es finalmente excepcionalmente cremosa y aunque enfriar la hace más espesa, no lo es suficientemente como para formar bolas perfectamente redondas… se espachurran!

Ahora viene un buen truco para tener unas croquetas excepcionales: cogemos un molde de silicona para hielos redondos, lo untamos con una gotita de aceite con los dedos y rellenamos los huecos con la masa. Congelamos. Sacamos, vaciamos y guardamos las medias lunas en un táper en el congelador para que no se nos deshagan.

Repetimos la operación. En esta segunda tanda, cogemos de nuevo las medias lunas congeladas y las colocamos sobre cada uno de los huecos acabados de rellenar, aún sin congelar, encarando las dos partes planas. De nuevo al congelador. Cuando estén congeladas, sacamos y desmoldamos. Habremos conseguido una bola perfecta. Guardamos en un táper cerrado hasta el momento de su utilización. Iremos sacando según necesidad.

Cuando vayamos a prepararlas para degustar, las sacamos del congelador unos 15 minutos antes de empezar. Luego, las pasamos por huevo batido y pan rallado. Freímos con aceite caliente. Dejamos escurrir en papel secante para que absorva el aceite sobrante y ¡listas!

Receta Croquetas de cabrales

Adaptación a Thermomix

15 minutos para la masa, más el tiempo para enfriarla y el de congelar, en total, unas 5 horas aprox

Ingredientes (para unas 25 ó 30 croquetas)

1 cebolleta (unos 70 g una vez pelada)
Sal
30 g de Aceite de Oliva Virgen Extra
110 g de harina
800 g de leche de consumo habitual, que por supuesto puede ser vegetal
100 g de queso cabrales
2 huevos batidos
250 g de pan rallado aprox
Aceite para freír

Preparación

1.- Preparamos la bechamel, tal como está explicado en la receta de este blog.
2.- Una vez terminada y sin sacar del vaso, añadimos el queso cabrales por el bocal y mezclamos programando 1 min/100º/vel 4.
3.- Dejamos enfriar unas horas y cuando esté totalmente frío, formamos las bolas siguiendo este truco que funciona maravillosamente:

Por mucho que nos empeñemos, la mezcla de mantequilla, bechamel y queso es finalmente excepcionalmente cremosa y aunque enfriar la hace más espesa, no lo es suficientemente como para formar bolas perfectamente redondas… se espachurran!

Así que:

4.- Cogemos un molde de silicona para hielos redondos, lo untamos con una gotita de aceite con los dedos y rellenamos los huecos con la masa. Congelamos. Sacamos, vaciamos y guardamos las medias lunas en un táper en el congelador para que no se nos deshagan.
5.- Repetimos la operación. En esta segunda tanda, cogemos de nuevo las medias lunas congeladas y las colocamos sobre cada uno de los huecos acabados de rellenar, aún sin congelar, encarando las dos partes planas. De nuevo al congelador. Cuando estén congeladas, sacamos y desmoldamos. Habremos conseguido una bola perfecta. Guardamos en un táper cerrado hasta el momento de su utilización. Iremos sacando según necesidad.
6.- Cuando vayamos a prepararlas para degustar, las sacamos del congelador unos 15 minutos antes de empezar. Luego, las pasamos por huevo batido y pan rallado. Freímos con aceite caliente. Dejamos escurrir en papel secante para que absorva el aceite sobrante y ¡listas!

Nota: Se trata de hacer una bechamel en la Thermomix, pero añadiendo un sofrito de cebolla, que le aporta ese sabor tan característicamente casero. Consulta el artículo de “Hablamos de la Buena mesa”: Queso de Cabrales