Desde aquella primera receta de croquetas que subí al blog, han pasado algunas otras más. Aquellas primeras eran de jamón ibérico y hoy van a ser de crema de Cabrales. En aquella receta, creo que os decía que no todas las hacía igual, cada una de ellas con toques distintos, para al fin concluir en lo mismo: cloquetas, cocretas, concletas, cronquetas, concretas, se me "trueba la luenga"... ya no me acuerdo cómo se llaman, jajaja ¡no me digáis que no hay nombres para las croquetas! ¿Se sabe alguien alguno más? Bueno, ya me pongo seria, que si no no hay receta, soy capaz sin darme cuenta de llenar la entrada de hoy con bromas. Espero una sonrisa vuestra, al menos, y que hayáis pasado un ratillo divertido.
En principio no conté con dejaros la receta y es por eso que no tengo fotos del paso a paso, sólo veréis el resultado, pero con mis explicaciones, que intentaré daros de manera detallada, espero que no os hagan mucha falta.
Ingredientes:
- Crema de Cabrales 180 g. (se vende en grandes superficies).- Leche evaporada 450 ml.- Harina de repostería 125 g.- Puerro 1.- Aceite de oliva 4 cdas.- Sal.- Harina, huevo batido y pan rallado para emborrizar.- Aceite de oliva abundante para freír.
Elaboración:
Lo primero que haremos será batir con batidora normal, de aspas, la crema y la leche evaporada, hasta integrarlas totalmente.
En una sartén al fuego, pondremos el puerro (sólo la parte blanca) a pochar, habiéndolo cortado menudo. Salamos un poco para ayudarlo a ablandar. Cuando se haya reblandecido, incorporamos la harina y la cocinamos un par de minutos. Volcamos el batido de leche y queso, que tiene que estar a temperatura ambiente. Mezclamos rápidamente con varillas, en círculo, de dentro a fuera y de fuera a dentro de la sartén, siempre con el fuego medio y sin parar de mover. A los pocos minutos se desprenderá la masa del fondo y las paredes, la cocinamos un par de minutos más y la retiramos.
Volcamos en un recipiente cuadrado con borde alto de dos-tres centímetros. Alisamos la superficie para nivelar. Esperamos que se enfríe, tapando cuando esté templada, con film.
Para desprenderla pasamos la pala de un cuchillo todo alrededor, volcamos sobre una bandeja y damos unos golpecitos secos en el fondo del recipiente. Debe caer sola. Cortamos en dados parejos.
Freímos en abundante aceite, caliente, pero no hirviendo. Como siempre os digo, no agolpar, hacer de pocas en pocas.
Giramos para que se hagan por los dos lados. Deben quedar doradas. Escurrimos sobre papel de cocina.
Servimos calientes y acompañadas de miel de abejas, vuestra favorita.