Hacer croquetas es todo un arte que requiere sobre todo paciencia y cariño. Así que respirad hondo y poner el brazo a punto para generar una bechamel de órdago. Lleva tiempo, sí, pero cada segundo que invirtáis, merecerá la pena. Las croquetas son nuestro "finger-food" más codiciado y pocas personas existirán en el mundo que no caigan rendidas a sus pies. Si las hay, no saben lo que se pierden.
Así que para esta especial ocasión me he ido cinematográficamente hasta la década de los 90 para hacerme con los servicios de la apabullante y sorprendente "Sospechosos habituales" Toda una diversión de cine negro moderno que nos servirá de soporto cinéfilo para disfrutar de estas majestuosas e inquietantes croquetas. 3...2...1... ¡Mandiles arriba!
Ingredientes
- 500 grs de chipirones
- 2 bolsitas de tinta (o la propia tinta de los chipirones)
- 500 ml de leche
- 4 cdas de harina
- 1 diente de ajo picado
- 1/2 cebolla picada
- Sal y aceite de oliva
- Nuez moscada (opcional)
- Huevo batido, harina y pan rallado para el rebozado
Película comparada: "Sospechosos habituales" (Bryan Singer, 1995)
Mira tras la receta la comparación cinematográfica, ¿entendido?
Como entiendo que vuestro pescadero es un tipo simpático y cortés, os limpiará los chipirones. De no ser así, toca la tarea de limpieza en casa. Para lo cual vamos a quitarles la cabeza, vaciarlos bien por dentro, quitarles la bolsa de tinta y retirarles la fina piel que los recubre.Los pasamos por agua fría hasta que queden perfectamente limpios. Los secamos bien y los troceamos finamente, reservando las tintas (si no se han roto, que puede pasar). NOTA: Usad siempre una tabla distinta a la que empleéis para cortar verduras. Reservamos nuestros chipirones bien troceados para salir a escena más adelante.
En faena: la bechamel
Picamos finamente la cebolla y el ajo y los sofreímos en una sartén amplia con un poco de aceite de oliva. Los tendremos ahí, vigilando que no se quemen, unos 10-15 minutos, o hasta que veamos que se han pochado bien.
Agregamos entonces los chipirones troceados a la sartén y sofreímos todo unos minutos más, que se cocinen bien.
Añadimos las 4 cucharadas de harina y removemos sin parar para crear un "roux". De ese modo la harina se tostará y perderá el sabor a crudo.
Incorporamos la leche (mejor si está caliente o templada) POCO a POCO y SIN DEJAR DE REMOVER vamos mezclando todos los ingredientes hasta obtener la bechamel. Esto llevará varios minutos, la clave reside en dedicarle tiempo y mimo para eliminar los grumos y que nos quede cremosa y suave. Cuando la bechamel se despegue de las paredes de la sartén estará lista.
Tiempo estimado de sacar bíceps con las varillas: 20 minutos.
Añadimos entonces las bolsitas de tinta (compradas o del propio chipirón) y mezclamos para colorear de negro intenso toda la bechamel. NOTA: Podéis triturar la masa pero yo prefiero encontrar trocitos en boca. Ahí ya, vuestro paladar manda...
Vertemos la mezcla en una bandeja o fuente y dejamos que enfríe. NOTA: Esperad a que se enfríe del todo para tapar con papel film. Guardamos en la nevera y lo dejamos de un día para otro.
Un día después...
Rebozado y fritura
Colocamos dos platos en orden para aligerar el trabajo. Uno con con huevo batido y otro con pan rallado. Ponemos un cazo o sartén con aceite a calentar en el fuego.
Vamos dando forma a nuestras croquetas con las manos bien limpias. Pasamos por el huevo batido y por último las rebozamos en el pan rallado. Y VOLVEMOS A PASARLAS por huevo y pan, ya que es una masa cremosita y debemos sellar bien la coraza de alrededor.
Las vamos friendo por tandas y sacando según estén listas a un plato con papel absorbente. IMPORTANTE: El aceite debe estar caliente sin humear (175º más o menos, al echar la croqueta saldrán burbujas alrededor, se está friendo) y así evitar que se rompan y deben cubrir al menos un 75% de la croqueta (si lo haces en freidora la cubrirán toda) Si está demasiado frío el aceite se nos pueden abrir las croquetas durante la fritura. Y no queremos eso para nada...
Servimos bien calientes y crujientes. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!
Película ideal para degustar este plato
THE USUAL SUSPECTS ("Sospechosos habituales" - Bryan Singer, 1995)
Un poco de antecedentes...
En1995 el mundo del celuloide se maravilló con esta obra retorcida y milimétricamente articulada donde se obligaba al espectador a jugar a "adivina quién es el asesino". Te tenía en tensión, bailando entre sospechosos, entre falsas pistas, interrogatorios... hasta culminar en un abrumador y sorprendente clímax.
El nombre de Kaiser Sozé (y su misteriosa identidad) ya forman parte del séptimo arte. Y es que tanto el guión perfectamente armado (salvo algún desliz) y la poderosa narración del "novato" Bryan Singer (autor de las posteriores e interesantes "X-Men" y "X-Men 2" o la estrepitosa tontería de "Superman Returns") lograron combinarse de forma arrolladora para fascinar al espectador. Todo esto sumado a un gran elenco (con Gabriel Byrne a la cabeza y secundado de Chaz Palmitieri, Benicio Del Toro, Kevin Pollak o el emergente y descomunal Kevin Spacey - ganador del Oscar a Mejor Actor Secundario -) hacen de "Sospechosos habituales" un engranaje letal, una bomba de relojería que estallará cuando menos te lo esperes. Una tela de araña que se va tejiendo fotograma a fotograma...
Nuestra cine-receta...
Estos 5 ladrones o sospechosos habituales, cobran forma de croquetas ante la rueda de indentificación o plato de presentación. Expuestos ante nuestros ojos testigos, vemos a estos seres como lo que son: muestran una cara (el rebozado) pero ocultan un alma negra por dentro (el relleno)
Hagamos como en la película y tiremos de flash-back. El policía Dave Kujan (Palmintieri) está investigando el incendio de un barco con varias víctimas mortales, su única pista es un superviviente: un tímido y lisiado estafador (Spacey) que le cuenta cómo sucedió todo semanas antes. Pues bien, nosotros nos vamos al origen de todo: la bechamel.
Todo el entramado de la historia se va perpetrando en nuestras manos y mezclándose en una olla a punto de explotar. La masa cremosa va cobrando forma mientras se van arremolinando los diferentes personajes, un grupo de malhechores unidos por un delito común. La cebolla, el ajo y los chipirones juegan las veces de ese elenco de criminales que poco a poco, sin querer, van siendo cómplices y víctimas de un destino cruel.
Su corazón plagado de fechorías, de secretos y de traiciones, se tiñe de negro gracias a la tinta. Un reguero de muerte que van dejando a su paso. Todo parece idílico, se pueden permitir hasta reposar tranquilamente y disfrutar de sus éxitos criminales, tal y como nuestra masa descansa en la nevera. Pero todo es una ilusión. Se va a moldear un final fatal...
Y de esa forma nuestras croquetas van tomando forma, tal y como las piezas de este enrevesado rompecabezas van encajando para el desesperado detective. Su paso por el huevo y el pan rallado para acabar en un fritura caliente (como el fuego del barco) avecinan un desenlace inesperado. Las croquetas cogen esa corteza, esa falsa apariencia de la que hace gala la obra en todo momento (con engaños al espectador incluidos) y que tapa las verdaderas y oscuras intenciones de estos "sospechosos habituales" Su masa negra, su habilidad para el engaño, pues "el mejor truco del diablo es convencer al mundo de que no existía"
"Sospechosos habituales" es una ágil y dinámica película de un grupo de "villanos" que se ven agrupados y donde la traición está en cada mirada. Han habido docenas de obras con esta premisa pero su gran virtud está en el desarrollo de la historia, en unas actuaciones más que notables y en el puro divertimento que supone para el espectador averiguar el final.
Nuestra cine-receta ha intentado formar parte de esta maraña de seres viles y nobles, a su modo, y rendir un sentido homenaje a una de las cintas más emblemáticas de la década de los 90. Empieza la función, empieza el juego... Tú puedes ser el próximo Kaiser Sozé.