Me gustan las croquetas, y creo que a casi todo el mundo. Me encanta experimentar con ellas y encontrarme con verdaderas maravillas gastronómicas.
No me quejo, hasta el momento, de haber fracasado al introducir algún ingrediente, llamémosle extraño. Al menos al día de hoy, que recuerde, no os he traído ninguna especialmente rara, o eso me pienso, jajaja. Las tengo en gran estima, por eso pensé que se merecían una sección aparte ¡ojo, que no están todas, que vengo con más! ¡¡¡Amenaza!!!
Me gustaría que conocierais gran parte de ellas pues así tendréis la oportunidad de encontrar vuestras favoritas. Os aseguro que sin despistaros de la receta os saldrán de lujo.
Éstas en particular son muy apropiadas para un día festivo.
Como veréis introduzco manzana, que en este caso era la que tenía en casa, cualquiera os valdrá (siempre dulce) que sirva para suavizar la carne de gallina que como sabéis es más sequilla.
Son un regalo para el paladar. Esta es mi contribución al Día Internacional de la Croqueta.
Ingredientes:
Elaboración:
Prepara un caldo con un cuarto de gallina y verduras (zanahoria, puerro, apio, ajo, cebolla y laurel). Sala y cuece hasta que esté tierna la carne.
Ya cocida y templada saca la gallina y trocéala no muy grande. Reserva, incluido el caldo de la cocción.
Sofríe en aceite (medio vasito) la cebolla cortada menuda y a continuación añade la manzana limpia (sin piel ni semillas) y troceada en dados más bien pequeños. Salpimenta ligeramente. Rehoga y agrega la carne, la harina, la leche y el caldo.
Añade la mantequilla y las trufas ralladas. Comprueba la sazón.
Cuece sin parar de mover veinte minutos a fuego medio. Debe desprenderse fácil del fondo de la sartén.
Vuelca sobre una bandeja y deja enfriar.
Forma las croquetas y pásalas por su rebozado en este orden: harina, huevo batido y pan rallado.
Fríelas en abundante aceite caliente y a fuego medio de pocas en pocas (muy importante). Ponlas sobre papel de cocina para eliminar el exceso de aceite, y sirve calentitas.