¿Y qué hemos elegido nosotros? Pues después de darles muchas vueltas por que tienen un montón de recetas ricas y originales, nos decidimos por una que nos llamó mucho la atención: las croquetas de gorngonzola con nueces y manzana. Habíamos probado alguna vez una combinación parecida, pero nunca se nos ocurrió preparar unas croquetas con todos estos ingredientes...
Además, si sois amantes del queso como yo esta es vuestra croqueta perfecta. Tiene un sabor intenso a queso pero sin ser empalagoso que combina a la perfección con los trocitos de nuez o manzana dulce que te vas encontrando de vez en cuando... Ya os lo he avisado antes ¡son un vicio!
Ha sido un placer entrar en vuestra cocina, conoceros un poquito más y preparar esta delicia que ha entrado directa en nuestra lista de favoritos ¡ays, esperamos que no os dé un yuyu cuando veáis nuestros cambios! Ya sabéis que no existe el robo perfecto jeje ;).
Ingredientes
- 150 gr. de queso gorgozola suave
- 1 manzana royal gala
- 8 nueces
- 100 gr. de mantequilla + 1 cucharada pequeña
- 100 gr. de harina
- 350 ml. de leche
- 1 cucharada sopera de azúcar moreno
- Sal y pimienta
- 2 huevos
- Pan rallado
- 3 cucharadas sopersa de semillas de amapola
- Aceite de oliva
Pela las nueces y trocéalas en trozos más o menos grandes según te guste. Reserva.
En una sartén a fuego medio-bajo pon una cucharada pequeña de mantequilla y, una vez que esté derretida, añade la manzana troceada. Saltéala unos minutos y añade una cucharada sopera de azúcar moreno.
El siguiente paso es preparar la bechamel de las croquetas.
Pon un cazo a fuego bajo y derrite los 100 gr. de mantequilla. Añade la harina y, sin dejar de remover con una cuchara de palo, vierte la leche poco a poco. Una vez que hayas incorporado toda la leche, sigue removiendo hasta conseguir una masa espesa y que no sepa a harina cruda.
Añade el queso troceado y sigue removiendo a fuego bajo hasta que se deshaga.
Una vez que el queso se haya deshecho por completo, añade la manzana, remueve...
Extiende la masa sobre una fuente o plato grande y deja que se enfríe. Una vez que la masa se haya enfriado, tápala con papel film y métela en la nevera como mínimo una hora, aunque si la puedes dejar reposar de un día para el otro mucho mejor.
En un plato bate los huevos y en otro mezcla el pan rallado con las semillas de amapola. Con la ayuda de una cuchara coge un poco de masa según el tamaño que queráis para la croqueta, pásala por el pan rallado y dale una forma redondeada.
Para freírlas, os recomendamos que pongáis abundante aceite de oliva en un cazo y cuando esté bien caliente comencéis a freírlas por tandas. Al ser redondas y más altas que las típicas croquetas se fríen más rápido y de forma uniforme.
Ponlas sobre un papel un papel de cocina para que absorba el exceso de aceite y ¡listo!