Cruces, crucifijos y cruceros

Por Cronicasbarbaras

El día en el que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos fallaba que los crucifijos en las escuelas públicas italianas no violan la libertad de pensamiento de los alumnos, en Japón, país de 126 millones de habitantes de los que menos de tres millones son cristianos, se veían millares de cruces allí donde había dolor tras un terrible maremoto.

Eran de la Cruz Roja (CR), la gran ONG mundial que nació para representar la caridad cristiana inspirándose en la bandera del suizo Henry Dunant, su fundador en 1863.

Por respeto a otras creencias, en 1919 la CR aceptó incorporar la musulmana Media Luna Roja, y en 2005 aprobó añadir un cuadrado sin significado religioso, el Cristal Rojo, que facilitó la entrada a Israel.

Pero la presencia de la cruz es mucho mayor que cualquier otro símbolo en las desgracias: es más visible en el mundo islámico que la media luna, aunque suelen taparla con pegatinas del icono musulmán para que no sea tan apabullante el cristiano.

Incluso el Cristal Rojo que llevan ahora los cooperantes israelíes aparece más que la Media Luna en muchas catástrofes.

Cruz, crucifijo –la cruz con figura de Cristo-- y cruceros de caminos son emblemas, antes sólo religiosos, que mantienen visualmente nuestros dos mil años de historia en un mundo cristiano que se descristianiza velozmente, suma de la cultura judeocristiana y la grecorromana.

Son el mundo clásico, más los crucificados en capillas y catedrales, desde el paleocristianismo, el románico o gótico, hasta la tarta de nata de la Almudena madrileña, y el modernismo iluminista de Gaudí en la Sagrada Familia barcelonesa.

Dos mil años de pintura, música, literatura, expansionismo misionero, a veces violento.

Aunque el arrasador multiculturalismo lo rechace, la cruz es el origen del mundo occidental, con su símbolo omnipresente ahora en Japón.

Prohibir cruces o crucifijos es suicidar los orígenes religiosos de Occidente para los creyentes y los culturales e históricos para los descristianizados.

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Por otra parte está la cruz como signo matemático de más, de origen latino, como contracción de et (y), y que significa exceso, más allá de lo preciso, lo que los cristianos atribuían al sacrificio de Jesús. Pasado el tiempo llegó SALAS y vio cómo estaba la actual creatividad científica española...