CRUDO (Julia Ducournau, 2016)

Publicado el 20 marzo 2019 por Dentro Del Monolito @dentromonolito
Entrada publicada originalmente en la desaparecida web Terror.Team


El choque que supone en una persona ese momento trascendental del paso a la edad adulta y al despertar sexual, ha sido un tema recurrente tanto en la literatura como en el cine. Muchas han sido las aproximaciones y los puntos de vista sobre un tema tan delicado, y el género de terror ha sido bastante propicio para ello. En los últimos años hemos tenido buenos ejemplos en cintas como Vagina Dentata (Teeth, 2007) o Excision (2012) que abordaban la temática desde distintos puntos de vista. Crudo (Raw) viene a sumarse a la misma vertiente.
«Crudo» nos adentra en la vida de Justine, una adolescente vegetariana que llega a la facultad de veterinaria para estudiar la carrera. El grupo de nuevos estudiantes al que pertenece Justine será objeto de novatadas por parte de los estudiantes más veteranos, y durante una "prueba de iniciación" se verá obligada a comer un trozo de carne cruda. Tras este hecho, algo diferente e inesperado brotará en el interior de la joven, cambiándola por completo.
Bajo esta premisa, la película aborda el concepto de transformación con un contenido claramente metafórico. Entiendo el interés de la directora por querer transmitir al espectador los traumas de la adolescencia, de hecho creo que en muchos momentos logra que entremos en esa vorágine que mezcla fobias y deseos y que entendamos esa angustia/apatía de sus personajes. Ya sea con el vegetarianismo extremo, con la incorporación a una facultad o con las primeras experiencias sexuales, la película es una continua muestra de momentos críticos en la vida de un adolescente, que pueden causar en él estrés, miedo o excitación, y desde luego pueden transformarlo y moldearlo para su etapa adulta. En este sentido «Crudo» funciona bien como el drama que es. Pero claro, se nos está vendiendo como una película de terror.
Y es ahí donde la cinta de Julia Ducournau naufraga. La película juega la carta de la ambigüedad de manera, si no tramposa, sí desacertada. Porque la sensación que da «Crudo» cuando más se acerca al terror es que se exagera la provocación para buscar la polémica gratuitamente y para adscribirse de manera totalmente innecesaria en el género. No quiero decir con esto que la explicitud de algunos segmentos del filme sea una mera excusa para que lo incluyamos dentro del género (aunque puede que algo de esto haya); me refiero más bien al modo sutil pero a la vez forzado en que se introducen elementos fantásticoterroríficos en la trama. Es como si la película quisiera huir de su metafórico mensaje para abrazar el terror más visceral. Esto sería genial si se hiciera abiertamente, pero en lugar de ello se limita a sugerir detalles un tanto ocultos que juegan al despiste. Es por ello que el absurdo epílogo yerra totalmente en su objetivo, queriendo convertir al filme en algo que no es. Esta indefinición me parece un tanto cobarde, y para mi gusto se carga la película.
Pese a estas consideraciones totalmente subjetivas, he de decir que a «Crudo» no le faltan virtudes. El apartado técnico está muy bien resuelto pese a no necesitar grandes alardes en este sentido. Visualmente la directora consigue algunos planos significativos, como esa procesión de estudiantes a cuatro patas cual manada de animales mansos, o la sublime secuencia rodada bajo las sábanas de la cama, donde se consigue con muy poco un momento realmente angustioso. Pero el gran sustento de la película lo proporciona Garance Marillier, joven actriz que se come la película (qué adecuado) con una interpretación muy contenida en algunos momentos y desatada en otros. Es ella la que consigue engancharnos a la historia desde su inicio hasta su desenlace.
Sobre la polémica que ha suscitado el filme, encuentro que se trata de algo meramente publicitario. Evidentemente, no es una película apta para todo tipo de estómagos ya que cuenta con bastantes momentos "suculentos", pero ni de lejos me parece que sea de "ambulancia en la puerta del cine".
En conclusión, bajo mi punto de vista estamos ante una película a la que le sobra el elemento fantástico, aunque este se quiera ocultar. Realmente, el filme funciona mejor si lo tomamos como un drama puro y duro, pero por alguna razón sus responsables decidieron que tenía que ser algo más. Pues bien, ese "algo más" es lo que impide a «Crudo» ser la película redonda que podía haber sido.