Amanezco en el hermoso e histórico pueblo de Villa de Leyva en Colombia. Casi todas las calles son de piedras y hay algunas de tierra. Anoche llovió muchísimo y la fuerza del agua dejó algunos charcos.
La gran montaña boyacense que alberga el parque de Iguaque, como si de una gran pared se tratara, acurruca construcciones coloniales con balcones llenos de flores. Para completar la hermosa imagen, tal y como si fuera una rústica alfombra, la plaza principal está cubierta por piedras, miles de ellas, en una extensión de catorce mil metros cuadrados.
Dicen que estas montañas están llenas de granito. y marmol. En ella dormitan fósiles marinos (sobre todo amonitas) y verdaderos dinosaurios; descansando cobijados en este excelente clima. No es difícil encontrar estos vestigios y verlos exhibidos en las construcciones, plazas y museos.
Decidí dar una caminata matutina atraída por las campanas de la iglesia que rebotando en las montañas, me llamaban.
Me conseguí en el camino a un niño como de unos ocho años que estaba divirtiéndose muchísimo con los charcos y su bicicleta. En vez de sortearlos, los atravesaba por el medio sin importarle salpicarse las piernas o sin considerar la profundidad o el peligro de la hazaña. Era para él una aventura. Podías verlo en su expresión de alegría. Aunque sé que otras personas pudieran quejarse de los huecos y los charcos que dejó la recia lluvia, para él era el mejor parque de aventuras.
Entonces lo ví muy claro, nuestro editor Basilio Rodríguez Cañada lleva un corazón parecido a ese niño aventurero. Solo que él nos arrastra a sus sueños. A todos los que nos ha contagiado su energía de vida, nos ha hecho “saltar el charco». Vivir el mundo como si fuera un parque de aventuras. Nos ha alentado a desplegar nuestros talentos venciendo el miedo (cómo ese niño que se preciaba de manejar con pericia la bicicleta). Muchos de nosotros estaríamos encerrados (seguramente escribiendo pues es inevitable), pero rumiando dolencias entre cuatro paredes. En cambio la vida se convierte en un reto con sus invitaciones. Presentaciones y congresos, publicaciones de nuevos libros y encuentros entre diversas culturas son los desafíos que, como esos charcos que atraviesa el niño, se nos ofrecen. Ahora mismo el grupo editorial que él lidera junto a su esposa Raquel Delgado ha organizado un viaje junto a un grupo de escritores españoles de la editorial, entre los que se encuentran: José Luis Marín Aranda, María Luisa Blanco, María Antonia García de León, Cristina Galán, María Pilar Cavero y la boliviana residente en Alemania y organizadora del congreso, Pilar Pedraza. Todos ellos decidieron “Saltar el charco” y están en Bolivia en un encuentro de poetas y escritores que además de declarar a Cochabamba el próximo territorio literario de la colección que el grupo editorial va dejando por el mundo (esta vez bajo la coordinación de la escritora Pilar Pedraza) se han dedicado a presentar ponencias en las universidades y colegios donde los han recibido con coronas de flores, bailes típicos, poemas y abrazos.
El año pasado, bromeando, nuestro editor Basilio me propuso si quería “manejar una moto”, se refería a coordinar el libro/ proyecto “Frankfurt Territorio literario” en la feria del libro de Frankfurt del 2022. Manejé esa «moto» con la misma alegría del niño que encontré hoy en mi camino y también crucé con toda intención “el charco”.