Cuaderno de robos: LTI

Publicado el 06 mayo 2010 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda

“Los libros son una posesión valiosa en las “casas de los judíos”… Nos quitaron la mayoría, nos prohibieron comprar otros nuevos y utilizar las bibliotecas públicas. Cuando la esposa aria recurre a una biblioteca de préstamo y utiliza su nombre para sacar algún libro y la Gestapo encuentra uno de esos volúmenes en nuestra casa, en el mejor de los casos propina una paliza…

En más de una ocasión esta solución tan favorable me salvó por los pelos de un destino peor. Lo único que uno posee y puede poseer son los libros de los judíos. El concepto no está muy definido y la Gestapo ya no envía a expertos desde que todas las bibliotecas privadas de cierto valor se encuentran “a buen recaudo” (LTI, pues los encargados del Partido no hurtan ni roban).

“Por otra parte, tampoco tenemos particular apego a los escasos libros que nos quedan; pues más de un ejemplar ha sido “heredado”, es decir, en nuestro lenguaje especial: se ha quedado sin dueño cuando su propietario desapareció de golpe con destino a Theresienstadt o a Auschwitz.

Con lo cual el libro señala con cierto énfasis al nuevo propietario lo que puede ocurrirle también a él cualquier día y sobre todo cualquier noche. Así pues, todos prestan los libros a todos sin mayores problemas… Realmente, nadie debe predicarnos nada sobre la transitoriedad de los bienes terrenales”.

LTI son las siglas de la Lengua del Tercer Reich. Sí, la I y la R no coinciden, pero Tercer Reich remite inmediatamente a lugar de creación y uso este lenguaje, mucho más que un impreciso Imperio. El gran historiador de esta lengua fue el filólogo Victor Kemplerer.

Kemplerer era catedrático de Filología en Dresde. Kemplerer era judío. Sobrevivió a la guerra porque estaba casado con una mujer “aria”. Sobrevivió a la guerra porque el azar eligió que se salvase de la quema de Dresde por los Aliados, mientras devoraba por igual a inocentes y verdugos y salvaba a los encerrados en el matadero. Sobrevivió a la guerra porque le ayudaron sus amigos. Sobrevivió a la guerra porque se refugió en el estudio de la lengua pobre de sus carceleros.

Su apasionante “LTI. La lengua del Tercer Reich” está publicado por Minúscula. No es una novedad, pero sí uno de esos libros que te encuentras una mañana de sábado en la librería de un librero que todavía sueña. Lo he leído armado de pos its, preñando de notas este ejemplar que me ha confirmado que los libros manuseados siempre se quedan con algo nuestro. El próximo funambulista estará dedicado a él… y no creo que sea suficiente.

16/09/09.