Editorial: Molino
ISBN: 9788427200807
Páginas: 320
Precio: 16 €
Nunca me habría fijado en esta novela si no fuera por las elogiosas palabras que le dedicó
Jorge. ¿Por qué? Porque me parecía una comedia romántica de poca monta que no me iba a aportar nada. Y, en parte, es cierto que no se trata de una obra pensada para dejar huella. Sin embargo, su crítica desprendía tanto entusiasmo que me hizo creer que se trataba de una buena historia, escrita en clave de humor y sin plantear dudas existenciales, pero destacable dentro de su género. ¡Esto sí que me llama la atención!, pensé, y aquí me tenéis, con una reseña positiva de un libro que me ha hecho pasar un rato muy agradable.
Rachel Cohn y David Levithan
Cuaderno para dos está firmado por dos autores norteamericanos de larga trayectoria (aunque en España ni nos suenan), Rachel Cohn y David Levithan. Cada uno hace su carrera en solitario, pero ocasionalmente se han unido para escribir a cuatro manos unas comedias románticas que han tenido una buena aceptación entre el público adolescente.
David Levithan (1972) es editor y escritor de literatura juvenil. Dio el salto a la fama con
Boy meets boy (2003), una historia de amor entre dos chicos homosexuales, y desde entonces ha publicado once novelas más, entra las que se encuentra
A de amor (2011), recientemente traducida a nuestra lengua.
Rachel Cohn (1968), por su parte, estudió Ciencias Políticas con el objetivo de ser periodista, aunque pronto abandonó esa idea para centrarse en la escritura de ficción. La oportunidad de publicar le llegó en el año 2002 con
Gingerbread, el primer volumen de una serie sobre una chica llamada Cyd Charrise. Tiene siete libros más, pero en castellano solo podemos disfrutar de dos que ha escrito junto a David Levithan,
Nick y Norah: una noche de música y amor (2007), que tuvo un éxito notable y se adaptó a la gran pantalla, y
Cuaderno para dos (2010).
Sinopsis
Se acerca la
Navidad en
Nueva York y dos desconocidos están a punto de unirse de una manera muy peculiar: Dash, un chico de dieciséis años un pelín estirado, encuentra una
moleskine roja en un estante de la Librería Strand. En su interior,
una desconocida llamada Lily le incita a realizar una serie de retos. Dash entra en el juego y así comienza un intercambio cargado de ironía y buen rollo, aunque en el fondo ambos esconden el deseo de conocer a alguien especial. Ellos todavía no lo saben, pero en estas fechas tienen algo en común: por primera vez celebrarán las fiestas sin sus padres. En un caso, por voluntad propia; en el otro, porque las circunstancias lo han querido así. ¿Será este el ambiente propicio para que surja un sentimiento?
Comentario personal
Cuaderno para dos es, ante todo,
una novela fresca, divertida y para pasar el rato. No marcará un antes y después en la vida lectora de nadie, pero lo bueno es que tampoco lo pretende: los autores saben lo que quieren escribir y cómo abordarlo, de modo que el resultado se puede definir como una comedia romántica de alta calidad. Su estilo ágil y sencillo atrapa de inmediato, lo que facilita gran parte del trabajo posterior. Entre tantas novedades históricas y fantásticas, de vez en cuando se agradece una lectura como esta.
De entrada, posee un planteamiento muy original: dos jóvenes que se conocen a través de una libreta. ¿A quién no le haría ilusión toparse con una
moleskine que propone un reto en medio de una librería? Sintiéndolo mucho, aquí la ficción supera la realidad (o yo soy demasiado convencional). Esta toma de contacto puede recordar un poco a
Contra el viento del norte, pero, a diferencia del éxito de Daniel Glattauer, el contenido de
Cuaderno para dos no se limita a los mensajes entre Dash y Lily, sino que el texto está formado por la narración de ambos, por lo que conocemos a fondo sus vidas y maneras de pensar.
Hablando de los personajes, se alternan los capítulos narrados en primera persona por Dash y Lily. He llegado a conocerlos bien, los dos tienen mucho sentido del humor, me resultan simpáticos y su evolución es creíble.
Dash tiene un puntito snob que lo hace irresistible (y distinto a los galanes del chick-lit, generalmente hombres inteligentísimos y amables pero sosos a más no poder), así que se puede decir que mi favorito es él. En su trama, además, destaca su ex novia, a la que todavía tiene muy presente. Lily, por su parte, se nos presenta como una chica muy familiar, que todavía debe espabilar bastante. Los secundarios también son geniales: he tenido la sensación de estar entre amigos, unos amigos que derrochan alegría e ingenio.
Por otro lado, a pesar de estar escrito en clave de humor e incluir algunas escenas un tanto disparatadas, la novela
plantea reflexiones acertadas sobre cuestiones sentimentales. No lo hace de forma directa y moralizante, sino dentro de su estilo, es decir, con mucho sentido del humor y encajando cada tema en un momento concreto de la historia. Sin cursilerías, sin explicaciones superfluas; Rachel Cohn y David Levithan saben lo que buscan y lo hacen bien. Por mi parte, prefiero mil veces este enfoque que el de las novelas cargadas de romances idealizados o el de los libros de autoayuda. Ya hace tiempo que me di cuenta de que se puede transmitir mucho más con agudeza y salero que con largas divagaciones (y ya no hablo de subir el ánimo de los lectores).
No quiero olvidarme del telón de fondo:
la Navidad en Nueva York. Parece mentira, pero ¡qué pocas obras se sitúan en este periodo del año! En muchas aparece de pasada; ahora bien, que el argumento se desarrolle únicamente en estas fechas no suele ser habitual. En este caso, la idea está bien empleada porque le da un toque especial: que si Papá Noel, que si los regalos, que si las decoraciones de las calles… Siempre digo que la ambientación de una novela es importante, y en una de humor no va a ser menos.
Otro detalle que me gustó son las frecuentes referencias a autores clásicos (Yates, Saramago, Lorca…). En cierto modo, los autores han aprovechado este
Cuaderno para dos para hacer un homenaje a la literatura y a los amantes de la misma, ya que, no lo olvidemos, el lugar en el que Dash encuentra la
moleskine por primera vez es una librería. Son ese tipo de cosas que a primera vista están tapadas por el hilo principal de Lily y Dash, aunque esta meticulosidad en el cuidado de todas las escenas le da más valor y demuestra que ha habido un gran trabajo detrás del libro. Como lectora, agradezco que los autores hayan sabido hacerme llegar su amor por este mundo.
Finalmente, contesto una duda que tal vez os ronda por la cabeza: ¿es una historia para chicos o para chicas? En mi opinión, para los dos. El género de la comedia romántica se suele asociar al público femenino; no obstante, si tuviera que clasificar
Cuaderno para dos en una categoría, me decantaría por un híbrido entre el chick-lit y el dick-lit o lad-lit (el chick-lit para hombres, para entendernos), ya que tenemos el punto de vista de él y de ella, al más puro estilo
Finalmente juntos, de Josie Lloyd y Emlyn Rees, una de las primeras obras de este tipo que se salieron al mercado. Este humor desenfadado, junto con las tramas cotidianas, encaja bien en esta clasificación y por eso opino que puede gustar a lectores de ambos sexos.
Conclusión
Detrás de esta cubierta bonita y alegre se esconde un relato igual de simpático y
buenrollista: las vivencias de dos jóvenes que se conocen de una forma muy poco convencional y a raíz de esa casualidad empiezan a contarnos su día a día con mucha ironía.
Cuaderno para dos no pretende ser más de lo que es, una lectura agradable, aderezada con guiños a la Navidad y a la literatura, cuyo desenlace me ha dejado con una sonrisa en los labios. Aunque esté catalogado como juvenil, su estilo se asemeja al de sus equivalentes para adultos, de modo que por mi parte lo recomiendo a gente de todas las edades (a partir de los catorce años, más o menos). Si no tenéis la cabeza para obras complicadas o simplemente os apetece un
break entre historias más densas, animaos a conocer a Lily y Dash. ¡No os defraudarán!
Mi valoración: 7/10