José María Millares Sall.
Cuadernos (2000-2009).
Calambur. Madrid, 2009.
Entre la piedra y la luz titulaba Selena Millares el iluminador prólogo de Esa luz que nos quema, la antología póstuma de José María Millares Sall que preparó para la Editorial Barataria con una selección de textos inéditos de la poesía de madurez – entre 2002 y 2009- del autor canario.
Y la piedra y la luz en la memoria y la palabra de Millares son el eje de los Cuadernos que acaba de publicar Calambur, apenas un año después de la feliz recuperación de Liverpool.
Precedidos por Del taller del poeta, un texto de 2009 en el que el autor habla de la poesía de sus últimos años, y rematados por una declaración epilogal, las Reflexiones que leyó en Las Palmas en mayo de este mismo año, cuando recibió el Premio Canarias de Literatura, se editan cronológicamente diez cuadernos que contienen una serie de veinte poemas cada uno. Sigue siendo tan sólo una muestra, aunque amplia, completa y significativa, de los cientos de cuadernos que José María Millares escribió en los últimos diez años de su vida.
Años de palabra en libertad y escritura desatada a partir del 2000, cuando el poeta decide escribir “como quería, o como me daba la gana, sin pensar si lo que hacía era o no del gusto del lector. Y fue así como comencé a llevar a la práctica lo que ahora escribo /.../ escritura anárquica que, a veces sin buscarlo, hace uso de lo esperpéntico, de lo onírico, del surrealismo, si bien mi poesía es básicamente existencial.”
Palabra y luz, memoria y piedra, infancia de playas y azoteas, escaleras y alas, pájaros y celdas –que así tituló cada uno de los cuadernos- en una mirada que recuerda, se dirige hacia el interior o hacia el exterior, se eleva en el aire o excava en la sombra y plantea un diálogo constante entre la intimidad y un mundo laberíntico de túneles y pasillos.
La poesía sonámbula y visionaria de José María Millares busca la luz detrás de la piedra, es palabra vertical en vuelo frente al tiempo, la destrucción y el olvido. Es la verticalidad del ascenso espacial o del descenso de las excavaciones, en una poesía en la que luchan la luz y la sombra, entre la celebración y el desgarro, con un lenguaje que es sonido y sugerencia, respiración de la palabra en busca del
misterio de una memoria
hacia otra orilla que toca tierra
con otra lengua diferente a la del espejo
de esta playa vacía
que de ojos
se llena.
La poesía de Millares se convierte aquí en una ventana hacia la luz y el vuelo y la palabra se hace conocimiento, descubrimiento iluminado de otra realidad:
Debajo
de la piedra hay un reloj
y agujas que caminan y el rodar del agua bajo tierra
y encima de esa nube el tiempo
y tras del pájaro que vuela
otra piedra lanzada tras el reloj que escapa
y tras de todos esa sombra
que huye y el silencio y más allá de su luz
ese animal sin ojos
que aún
nos llama.
Tal vez pensaba en textos como este cuandoescribía en Del taller del poeta:
A veces pienso que escribo para una generación que aún no ha nacido, y para otros que todavía tendrán que aprender a leer poesía.
Santos Domínguez