Una notoria y feliz diferencia —una más— entre otros empeños y el de la revista Cuadernos del Matemático es que esta sigue cumpliendo años. Van veinticinco. Cinco más desde la última vez que lo celebramos. A poco de comenzada la segunda parte del Quijote, y cuando Sancho Panza satisface al bachiller Sansón Carrasco de sus dudas y preguntas, éste le informa de que algunos dicen por ahí que «Vengan más quijotadas: embista don Quijote y hable Sancho Panza, y sea lo que fuere; que con eso nos contentamos». Por cierto, Sansón Carrasco tenía veinticuatro años, uno menos que Cuadernos del Matemático. Así que, vengan más «Noticias de... » tantos en forma de poemas, tantos cuentos, más cuadernos de «Lavarquela» y más ensayos y reseñas críticas de libros y libros. Vengan, que con eso nos contentamos. Felicidades. Además, felicidades porque este número especial viene lleno de un montón de textos de mucho interés. Son muchos. Hoy me apetece citar un poema sin título de María Ángeles Pérez López (pág. 132). Es un poema sobresaliente, dedicado a Chantal Maillard, y es un poema necesario; que hoy, de haberse dado de otro modo las cosas, habría llevado —también pensé en un texto de Elena Poniatowska— a la lectura pública que todos los 23 de abril organiza el Gran Teatro de aquí, de Cáceres. La cubierta de este número tan especial de Cuadernos del Matemático va ilustrada con la reproducción —fotografía de Paco Rivera— de una pieza del escultor y pintor Antonio López y —en la cuarta— con una instantánea del propio Antonio López en el patio de su casa ante una de sus cabecitas infantiles en alabastro. Dentro, sin dejar al artista manchego, el texto «Compleja sencillez del arte», de Tomás Marco, es como un segundo editorial de esta celebración de 228 páginas de otro cumpleaños. Felicidades, Ezequías y Zía.