DIÁLOGO PRIMERO DE AMOR DE LEÓN HEBREO (Versión en tránsito de Ezequías Blanco sobre la traducción del italiano al castellano realizada por el Inca Garcilaso de la Vega) (Pasaje)
FILÓN: Las cosas útiles, como son las riquezas o bienes particulares de la ganancia no son jamás amados y deseados juntamente, antes bien, cuando no se poseen, se desean y no se aman por ser ajenas pero, cuando se consiguen, cesa el deseo por ellas y es entonces cuando se aman como cosas propias. No obstante, aunque cese el deseo de aquellas particulares riquezas ya poseídas, nacen inmediatamente nuevos deseos de otras cosas ajenas. Y los hombres, cuya voluntad atiende al valor de lo útil, tienen deseos diversos e infinitos y, cuando cesan unos por haberlos alcanzado, vienen otros mayores y más ansiosos de forma que nunca jamás se harta su voluntad de semejantes deseos. Y, cuanto más poseen, más desean. Se parecen, pues, a quienes intentan aplacar su sed con agua salada que, cuanto más beben, más sed se produce en ellos. Este deseo de cosas útiles se llama ambición o codicia. La templanza en esos deseos se llama contento o satisfacción de lo necesario. Y los Sabios sostienen que el verdadero rico es el que se contenta con lo que posee. Y así como un extremo de la virtud es codicia de lo superfluo, el otro extremo es dejar de poseer lo necesario. Y a eso le llaman negligencia.