Cuadernos germánicos (II): Nuremberg

Por Esperanza Redondo Morales @esperedondo
Miércoles 19 de agosto. Suena el despertador a las 6'30 de la mañana y nos levantamos con dolor de espalda, de riñones, de cervicales y de todo. Es que la cama que hay en casa de Mapi es muy pequeña y nosotros, precavidos, nos hemos llevado como parte del equipaje un magnífico (jajaja) colchón RestForm para dos. Nos separan 259 kilómetros de Nuremberg, así que salimos de Maguncia sobre las 7 de la mañana, después de un buen desayuno para empezar el día con energías.
Por temas de logística, horarios y demás, lo que nos viene mejor para empezar la visita a Nuremberg es ir en primer lugar a recorrer las instalaciones de lo que en tiempos era la sede de las concentraciones del partido nazi (Reichsparteitagsgelände), que están a las afueras de la ciudad, exactamente a unos 4 kilómetros del centro histórico.
Este lugar es un complejo enorme, ya que estas instalaciones eran las que utilizaban los nazis para sus congresos anuales, en los que se llegaban a reunir bastantes personas. Las instalaciones, como muchas otras zonas de la ciudad, fueron destruidas durante los bombardeos de 1945, pero lo que aún queda en pie sirve perfectamente para hacerse una idea de lo grandioso que pretendían que llegara a ser; este sitio creo que no dejará indiferente a nadie.
Destaca en el complejo su Dokumentationszentrum (centro de documentación). La entrada cuesta 5 euros, en los que está incluida la audioguía (disponible en varios idiomas, entre ellos español), y el horario de apertura es de 9 a 18 de lunes a viernes, y de 10 a 18 sábados y domingos. Los interesados en todo lo referente a la Segunda Guerra Mundial, en especial en Alemania, no se lo deben perder.
La visita al Reichsparteitagsgelände y a su Dokumentationszentrum nos lleva nada menos que tres horas (menos mal que habíamos decidido madrugar y a las 9 de la mañana ya estábamos entrando allí), y después de salir nos dirigimos a la sede del tribunal de los juicios de Nuremberg, cuya dependencia más famosa es la sala 600 (Schwurgerichtssaal 600), donde tuvieron lugar los juicios de Nuremberg contra los criminales de guerra nazis. Tenemos que conformarnos con ver el edificio únicamente por fuera, ya que los circuitos guiados sólo se hacen los sábados y los domingos, que son los únicos días en los que el tribunal es accesible al público en general.
Tras echarle un corto vistazo al edificio, nos dirigimos hacia el centro histórico y buscamos un sitio donde dejar el coche, ya que el resto de la visita la haremos a pie. Aparcamos muy cerca de Marktplatz y, guía en mano, nos disponemos a empezar nuestro recorrido turístico por el casco histórico de Nuremberg.
Lo primero que nos encontramos al salir del aparcamiento es una de las muchas iglesias que hay en la ciudad, concretamente la St Sebalduskirche (iglesia de San Sebaldo), que es la más antigua de todas ellas, y que data del siglo XIII. Su exterior está lleno de esculturas religiosas muy ornamentadas, y tiene un altar de bronce dedicado a San Sebastián.
Muy cerca de St Sebalduskirche, siguiendo las indicaciones hacia la Rathausplatz, nos encontramos con el edificio del Altes Rathaus (ayuntamiento antiguo), enorme y de estilo renacentista. En su interior tiene una cárcel medieval, pero decidimos no visitarla porque ya tenemos previsto ir al Museo Medieval del Crimen de la ciudad de Rothenburg, unos días después. El ayuntamiento se puede visitar de 10 a 16'30 de martes a domingo (de abril a octubre) y de 10 a 16'30 de martes a viernes (de noviembre a marzo); el precio de la entrada es de 2 euros.
A la derecha del Altes Rathaus nos encontramos la Hauptmarkt, que es la plaza principal del casco antiguo, en la que suelen tener lugar los famosos mercados. Destaca en esta plaza la Schöner Brunnen (fuente hermosa), con 40 esculturas de figuras alegóricas. Todo el conjunto está pintado en dorados y colores un poco chillones. Presidiendo la plaza se encuentra la Frauenkirche (iglesia de Nuestra Señora), también conocida como Pfarrkirche Unsere Liebe Frau. Es de estilo gótico, del siglo XIV, y fue construida expresamente para guardar las joyas de la corona de Carlos IV.
Dejamos atrás Hauptmarkt y subimos una cuestecilla, la de Burgstrasse, bastante pronunciada (bueno, o era pronunciada o es que yo estoy en baja forma, porque llegué arriba del todo con la lengua fuera; y el caso es que una vez arriba, tampoco parecía que fuese para tanto). Paramos un momento en una explanada que hay, con unos cuantos arbolitos, para coger un poco de aire (sobre todo yo) y echarnos unos tragos de agua.
Junto a la explanada hay un camino de tierra que nos lleva hasta la misma entrada del Kaiserburg (castillo imperial), que se empezó a construir en el siglo XII. La visita al castillo (que se puede hacer de 9 a 18 de abril a septiembre, y de 10 a 16 de octubre a marzo) incluye entre otras cosas los aposentos del kaiser, la Sinwellturm (torre Sinwell), el Tiefer Brunnen (pozo profundo) y el Kaiserburg Museum (museo imperial).
La entrada sencilla vale 5 euros; si se incluye el museo, 6 euros; y si sólo se quiere visitar el pozo y la torre, 2 euros. En su parte sudeste, el castillo tiene unos jardines con unas vistas preciosas sobre la ciudad; la entrada a los jardines es gratuita, y es lo único que visitamos nosotros. Después me enteré de que en alguna parte del castillo hay un pozo con una bandera de España, por lo visto de la época de Carlos I, pero nos quedamos sin verla; aunque siempre está bien dejarse cosas, así tienes excusa para volver.
Como todos los castillos, el de Nuremberg no podía ser menos y está situado en la parte más alta de la ciudad, así que para seguir viendo cosas nos ahora toca ir callejeando cuesta abajo. Nos dirigimos hacia Albrecht-Dürer Strasse, donde se encuentra la Albrecht-Dürer Haus (casa de Alberto Durero). Tenía muchas ganas de ver la casa de este pintor, pero al final nos quedamos en el vestíbulo porque me llevé una desilusión enorme cuando leímos en la entrada que en la casa no se conserva ni uno solo de sus cuadros originales... De todas formas, para los interesados, decir que hay una visita guiada en la que quien enseña la casa es una persona caracterizada como Agnes, la esposa de Durero; la pena es que esta visita la hacen sólo en alemán...
Como ciudad medieval, Nuremberg está amurallada; alrededor de esta muralla se conservan algunas torres, entre las que destacan la Weisser Turm (torre blanca) y la Neutor Turm (torre Neutor). Por último, vamos andando desde uno de los famosos puentes que cruzan el río Pegnitz (Henkersteg o puente del ahorcado) hasta el otro (Karlsbrücke o puente de Carlos).
Nuremberg ha supuesto una grata sorpresa. Como la primera impresión que nos llevamos de la ciudad fue la sede de las concentraciones del partido nazi, formada por esas construcciones gigantescas, no esperábamos que el centro histórico fuera tan diferente, ni tan sorprendente, ni tan medieval. Ahora nuestros pasos se dirigen hacia Bamberg, de la que nos separan 62 kilómetros.
Fotografías: Juan Martínez Jarque