La iglesia está abierta de 10 a 17, y el precio de la entrada es de 0,60 euros. Fue erigida entre 1847 y 1855 para albergar los restos mortales de Isabel Mijailovna, esposa del duque Adolfo de Nassau, y para su construcción se tomó como modelo la iglesia de la Ascensión de Moscú (doy fe de que es prácticamente igual a ella). Se suponía, o al menos eso leímos en la guía turística de Alemania, que un guardián con barba, enorme (tipo monje ortodoxo), estaría en la puerta y se arrancaría a cantar para recibir a los visitantes, pero nos quedamos con las ganas porque allí no había nadie más que el párroco, y el pobre no tenía pinta de ponerse a cantar...
En el monte Neroberg, además de la iglesia, hay también un monumento a los caídos en las dos guerras mundiales, un complejo de ocio con piscina, una cafetería y uno de los viñedos más antiguos de la zona, que está abierto a los visitantes. La zona verde que da a la piscina y se prolonga hasta la ciudad es un lugar muy frecuentado por los lugareños para tomar el sol (cuando hace sol, claro).
Uno de los últimos sitios por los que pasamos fue la Kaiser-Friedrich-Therme (terma del emperador Federico), que para muchos es la mejor atracción de Wiesbaden. El edificio existe desde 1913, aunque estuvo sometido a varias obras de restauración y no volvió a abrirse al público hasta 1999. En él se ofrecen diversos tratamientos, y el precio va desde 17'50 euros por 4 horas en adelante; eso sí, hay que reservar porque si no es casi imposible poder entrar. El horario de apertura es todos los días de 10 a 22, menos los viernes que abren de 10 a 24. Curiosamente, el martes es el día reservado sólo a las mujeres.
Después de haber paseado por todo el centro de la ciudad y haber visto el casino y tiendas de Cartier, Rolex, etc., todas con cosas carísimas, me chocó un montón encontrarme con un Games Workshop; no me pega nada una tienda tan friki en esta ciudad tan pija; claro que a lo mejor es por eso por lo que la tienen un poco escondida...
Por lo que pudimos ver, esta ciudad está pensada para gente con dinero, más que para turistas. Y por supuesto, como casi todas las ciudades alemanas, para los aficionados al vino y a las Weinfesten (fiestas del vino, a las que los alemanes son realmente aficionados). Si sois unos viciosos de las compras, Wiesbaden será el paraíso para vosotros. Eso sí, ya podéis ir preparando las tarjetas de crédito... Nosotros nos preparamos para visitar Frankfurt al día siguiente.