San Vicente de la Barquera siempre ha sido un pueblo marinero, y en la Edad Media destacó porque desde aquí salían las expediciones a Terranova para pescar bacalao. Esta localidad es también un importante paso del Camino de Santiago en la ruta costera.
Como siempre, lo primero que hicimos fue buscar un sitio donde aparcar; lo encontramos enseguida, al lado de la estación de autobuses. Además, cerca de allí está la oficina de turismo, pero era aún un poco temprano y la pillamos cerrada, con lo cual decidimos dar una vuelta por nuestra cuenta.
Esta vez no tuvimos ocasión, como en otros lugares, de ver regresar a los barcos pesqueros que durante el día salen a faenar. Tampoco visitamos la lonja de pescado para ver en directo la subasta; pero el mal fue menor, porque ya habíamos tenido ocasión de verlo en algún otro lugar. Para los que son de zona marítima y están acostumbrados a verlo será de lo más normal, pero para los que somos del interior es bastante curioso de ver...
Merece la pena hacer un hueco para ver la exposición, ya que es muy interesante; además, por los 1'40 euros que te cobran por la entrada, te llevas de regalo unas vistas estupendas de toda la localidad.
Actualmente, el castillo también se utiliza para celebrar diversos eventos culturales.
Hubo un tiempo en el que este puente llegó a tener nada menos que 32 arcos, y fue considerado uno de los más grandes de toda la zona. El puente actual, como lo podemos ver hoy en día, data de la época del rey Carlos III.
Hay algunos otros sitios interesantes que podemos visitar en San Vicente, pero con esto de que hicimos nuestro viaje en invierno, empezaba a atardecer así que nos tocaba volver antes de que se hiciera de noche. Si alguien tiene más tiempo, puede animarse a visitar también el santuario de la Barquera (donde dicen que se apareció la patrona del municipio),el palacio de la familia Corro (que se construyó en el siglo XVI para acoger a los enfermos pobres de la villa, y hoy día alberga la sede del ayuntamiento), el convento de San Luis (un monasterio del siglo XV, donde se alojó Carlos I durante su visita), la muralla (que rodeaba la parte alta de la localidad y de la que hoy día se sigue conservando la mayor parte) y la torre del Preboste (un torreón que defiende una de las antiguas puertas de entrada a San Vicente de la Barquera, y que debe su nombre a que era la sede del preboste, el oficial del rey para la recaudación de impuestos durante la Edad Media).
Nosotros pusimos rumbo a nuestro campamento base, ya que al día siguiente nos esperaba una intensa visita a la ciudad de Santander.
Fotografías: Juan Martínez Jarque.