Lo primero que deberemos tener en cuenta es que en Santillana está prohibido acceder en coche, así que hay que dejarlo en el aparcamiento que está a la entrada del pueblo, justo al lado de la oficina de turismo. Se puede aparcar allí por el módico precio de 2 euros al día, aunque esto es sólo en temporada alta, entre marzo y octubre; durante las Navidades es gratuito, aparte de que no hay demasiada gente así que no se llega a llenar ni de lejos, con lo cual no hay problema de sitios.
Pasada la casa de los Hombrones, la calle Cantón pasa a ser calle del Río y el primer edificio que encontraremos a mano derecha será la casa de los Quevedo que, construida a finales del siglo XVII y unida a la casa de los Cossío, de la misma época, forma en la actualidad una sola vivienda con dos alturas y que alberga el museo del barquillero. Enfrente de estas dos casas, al otro lado de la misma calle, se encuentra la casa de los Abades, que fue la residencia de la archiduquesa Margarita de Austria cuando vino a España tras la caída del imperio austrohúngaro. La casa fue construida a finales del siglo XVII, aunque los escudos nobiliarios de su fachada son modernos.
La torre de Don Borja, que se construyó en el siglo XV y se amplió en el XVI. Actualmente, después de su restauración, es utiliza por la Fundación Santillana como centro para promocionar la cultura mediante exposiciones temporales. La torre del Merino, que se cree que fue construida en el siglo XIV, y debe su nombre a que era la residencia del representante del rey. Se sigue conservando prácticamente igual que en sus inicios, aunque se le han hecho algunas modificaciones y hoy día también es empleada como centro cultural. Y el Ayuntamiento, que junto con la colegiata es uno de los edificios más conocidos de Santillana.
A continuación de la plaza Mayor comienza la calle del Infante, en la que podemos ver, a la derecha, las casas de la Parra y del Águila, construidas en el siglo XVI y el XVII, respectivamente, y que fueron adosadas en este mismo siglo. Hoy día, el edificio pertenece a la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, que lo utiliza para organizar en él exposiciones temporales sobre temas variados. A la izquierda tenemos el parador, edificado a finales del siglo XVII y el más famoso palacio de todos los que hay en Santillana.
Después de esta visita a Santillana nos acercamos a la playa del Sable, en la localidad cercana de Tagle; pero empezó a hacer viento y a oscurecerse el día, así que hicimos allí un par de fotos y volvimos de nuevo a casa para preparar nuestra excursión del día siguiente.