Al entrar en un comedor hay que dejar pasar primero al servicio, que nos guiará hasta la mesa. Cuando ya ha comenzado la comida o cena, algunas veces nos encontramos sitiados por las copas y no llegamos al plato. ¿Qué hacemos entonces?
¡Pues no queda otra que apartarlas! Ahora sí, con orden: podemos mover la copa del agua a la izquierda para que nos deje paso libre a los entrantes situados en el centro de la mesa.
Empieza la coreografía de los camareros. Sirven la comida con un protocolo establecido. Si conocemos los pasos de su "baile" no chocaremos con ellos. Los platos y las bebidas que vienen dispuestos de cocina se sirven por la derecha. En cambio, si la comida se sirve de una fuente, se hace por la izquierda. Aunque esto no es así en todos los restaurantes...
También en una cena de pareja existe un cierto protocolo. Los comensales se han de sentar uno frente al otro. Los platos nunca se dejan limpios; está bien visto dejar algo de comida en ellos, pero no demasiada. O sea, ni demostrar que se llega a la cena muerto de hambre, ni que la cena no nos ha gustado. Ah, nunca hay que acabarse el pan. Si somos amigos o compañeros de trabajo se puede partir la cuenta, pero nunca en una cena romántica.
En las mesas en que hay grupos, disponemos los asientos según las normas: la mujer se sienta siempre a la derecha de su pareja. Si es una mesa donde se sienta una pareja convencional, a la mujer se le debería ceder el sitio de más visibilidad de cara al restaurante. Y pedimos el menú de forma moderada, pero sin ser roñosos: en un restaurante nunca debemos quedarnos con hambre.