Es por ello que hoy hablaremos acerca de cuatro de las distintas personalidades financieras, así como algunos consejos que son adecuados a cada una de ellas.
- El Consumista
- El Ordenado
- El Ilusionista
- El Cobarde
Cabe mencionar que cada persona es un mundo, por lo que hay tantas personalidades financieras como individuos. Sin embargo, estas cuatro de alguna manera nos engloban a todos (incluso muchos nos podríamos identificar con más de una personalidad). Debemos por lo tanto de encontrar el equilibrio dentro de nosotros mismos, y de utilizar los consejos que mejor se adapten a nuestro caso en particular.
Las Finanzas Personales, como muchos aspectos de la vida, se deben trazar de adentro hacia afuera: es decir, deben partir de nosotros mismos, de nuestros sueños y necesidades más profundas, para entonces dirigirse a lograr nuestros objetivos.
El consumista
Los consumistas son personas desordenadas en su manejo financiero, personas que tienen como valores vivir en el momento y divertirse sin pensar en lo que vendrá después. Son aventureros, tomadores de riesgos en su vida (aunque irónicamente, suelen huir a los riesgos financieros excepto quizá el de poner un negocio). Son personas cuyo gasto está enfocado en cosas para sí mismos (imagen personal) y para su diversión. Suelen ser amigueros y demostrar que no hay límites en muchas de sus acciones.
Este tipo de personalidad suele vivir sin preocuparse demasiado por su dinero y por su futuro: suelen gastar de más, en muchas ocasiones. Muchos de ellos viven con problemas financieros estructurales: con sus tarjetas de crédito a tope y sin un peso ahorrado. Es decir: gastan más de lo que ganan y acaban con sus ingresos antes de lo que imaginan.
Para ellos, hace sentido establecer un plan de ahorro automático. Si en la empresa donde laboran cuentan con una caja de ahorro que opere mediante el sistema de descuento por nómina, el establecerlo es ideal.
El ordenado
Las personas ordenadas tienden a gastar cuidadosamente sus recursos. Les gusta ahorrar, planear para el futuro y gastar de manera planeada. Son los típicos que siempre anotan todo lo que gastan, gustan de llevar un presupuesto, y fijan metas a seguir.
Son personas que gastan poco en sí mismas: prefieren guardarlo para un día lluvioso. Se divierten, pero a su manera: suelen tener una actividad o hobby fija. No buscan cosas nuevas. En materia de inversiones, suelen ser igualmente muy conservadores: no les gusta arriesgar su dinero con el fin de ganar más hacia el futuro. Para ellos, funciona establecer presupuestos y metas financieras, y ahorrar para ellas. Sin embargo, deben tratar de hacer planes financieros más flexibles, que además de satisfacer sus objetivos principales de mediano y largo plazo, también les ofrezcan satisfactores de más corto plazo, para que puedan disfrutar de la vida de mejor manera.
Por otro lado, en sus inversiones a largo plazo (más de 10 – 15 años) deben considerar incluir un porcentaje, aunque sea pequeño (por lo menos el 10%) en Bolsa. Esto no añadirá una volatilidad sustancial a su portafolio, pero sí les permitirá obtener rendimientos potenciales mucho mejores en este horizonte.
El ilusionista
Los ilusionistas son personas que no piensan en el dinero, ni siquiera para gastarlo. Son personas que buscan satisfacer un sueño, una ilusión, y que por ello a veces dejan de poner los pies sobre la tierra. Ellos suelen ser artistas, fotógrafos, pintores o bohemios, pero también son aquellos que constantemente andan cambiando de trabajos o incluso de profesión, en búsqueda de un significado a su vida. Usualmente se quejan de que no obtienen lo que merecen.
Son personas guiadas casi exclusivamente por sus emociones. Por ello, deben enfocarse al manejo de su dinero desde un punto de vista emocional.
Por ejemplo, si quieren sentirse más en control de su vida, deben escribir sus emociones, y asociar a cada una de ellas un aspecto financiero. Es decir, si quieren sentirse más protegidos, entonces pueden asociar a esto la idea de comprar un seguro. O bien, si quieren obtener una sensación de control, pueden asociar a ello el pago de una deuda, o bien, un plan de ahorro a largo plazo.
A los ilusionistas les conviene enormemente vivir asesorados por un especialista financiero con el cual puedan establecer una conexión especial que le permita conocer sus sueños y sus emociones.
El cobarde
Los cobardes son personas a las que les da mucho miedo el dinero. Les da miedo tenerlo, porque se lo pueden gastar; les da miedo atesorarlo, por temor a que pierda su valor; les da miedo invertirlo por temor a perderlo. Son personas paralizadas en el aspecto financiero por su miedo.
Son las personas que típicamente nos están dando consejos catastrofistas: no inviertas en aquello porque es muy riesgoso; no compres un seguro porque no te lo van a pagar.
Los cobardes son quizá las personalidades más difíciles de manejar financieramente, más aún que los ilusionistas, porque a todo le encuentran una razón para no hacerlo.
Para los cobardes, la mejor herramienta es el poder utilizar su miedo de una forma positiva. Usar su miedo para que piensen qué pasaría si llegan al retiro sin un centavo en el banco, o bien si pasa de verdad una catástrofe (como una enfermedad grave, u otro terremoto). Quizás estos miedos sean más grandes para ellos que el miedo al dinero, y puedan “atreverse” a tomar decisiones financieras para controlarlos. Los seguros suelen ser productos ideales para ellos, incluidos los de ahorro e inversión.
Existen desde luego muchas otras personalidades financieras. Ninguna de ellas es fácil manejar: todas tienen sus virtudes pero también sus problemas. Lo mejor, como en todo, es buscar dentro de nosotros mismos un equilibrio. Pero si no lo hallamos, podemos seguir los consejos financieros que mejor se adapten a nuestra personalidad. - Fuente: Blog BBVA.