Si habéis seguido mis posts sobre el cuidado de la piel de este blog ya habréis oído hablar de los productos complementarios para el cuidado de la piel.
Un tratamiento estándar para el cuidado facial diario consta de limpiadora, tónico, crema de día, contorno de ojos, crema de noche y contorno de ojos para la noche si es necesario.
En cuanto a las cremas de noche están formuladas para “dar de comer” a la piel así que serán más nutritivas y con propiedades de regeneración de la piel. No tienen porqué tener protección solar pues vamos a pasar la noche a oscuras
En ocasiones se añaden porque tenemos la piel sensible por algún motivo puntual y necesitamos calmarla, otras porque queremos preparar la piel para el verano o simplemente porque queremos o necesitamos reforzar una de las acciones de nuestro tratamiento diario.
Todo dependerá de las necesidades puntuales de nuestra piel por eso debemos escucharla, como decía mi profesora
Como ya he comentado algunas veces, el proceso de envejecimiento de nuestra piel es inevitable. Las funciones de la piel como la renovación celular o la actividad de nuestra micro-circulación se van ralentizando con el paso de los años.
La renovación celular es indispensable porque a medida que se generan células nuevas las más antiguas son desplazadas hacia las capas externas desprendiéndose de forma natural. Lo normal es que este proceso dure entre 20 y 25 días pero con la edad este ciclo se ralentiza y como consecuencia la piel se ve deshidratada, apagada y con una textura irregular.
¿Cuáles son los productos complementarios para ayudar con estas funciones?
Exfoliantes: Mediante la exfoliación podemos ayudar a nuestra piel con este proceso de renovación celular. Es uno de los mejores gestos que podemos hacer para eliminar todo lo que le sobra a nuestra piel y así dejarla preparada para que los productos de tratamiento diario sean más eficaces consiguiendo de ellos los mejores resultados.
Los exfoliantes también estimulan la circulación cutánea así que aporta un efecto de luminosidad inmediata y deja la piel nítida, suave y confortable.
Se suele decir que es conveniente exfoliar la piel una vez a la semana. Yo soy más partidaria a tener el exfoliante en la ducha y utilizarlo cuando veo que mi piel me lo pide. Debes tener especial cuidado con los exfoliantes si tienes la piel sensible.
Existen dos tipos de exfoliantes: los químicos y los físicos. Los exfoliantes químicos actúan mediante una reacción química que se consigue cuando sus componentes entran en contacto con la piel. Esto despega las partículas muertas y hace que las puedas limpiar fácilmente.
Y los exfoliantes físicos contienen partículas físicas que son las que irán desprendiendo las células muertas a medida que vas masajeando la piel con el producto. Las impurezas se eliminan cuando aclaras la piel con agua.
Para incluir el exfoliante en tu tratamiento diario la secuencia de productos sería así:
Una buena mascarilla con efecto hidratante puede ser utilizada como crema de noche para conseguir un efecto de hidratación intensa.
La mayoría de las mascarillas se eliminan humedeciendo con agua el rostro impregnado de producto y retirándolo con una esponja o paño. También las hay que se retiran despegándolas como una segunda piel, esas son tipo “Peel off” y otras que son como unas máscaras de papel tela impregnadas de producto que se colocan encima del rostro y que se retiran fácilmente cuando ya se han secado y la piel ha absorbido todas las propiedades. Elige la que más cómoda te resulte
Para incluir la mascarilla en tu tratamiento diario la secuencia de productos sería así:
Un sérum con efecto reafirmante ofrece unos resultados más visibles que una crema reafirmante. Así que, por ejemplo, si estas utilizando una crema nutritiva para la noche pero quieres más firmeza, en vez de comprar una crema reafirmante, puedes continuar con la que tienes y añadir un sérum con ese efecto a tu rutina para reforzar el tratamiento.
Para incluir un sérum en tu tratamiento diario, la secuencia de productos sería así:
Y recuerda: la piel es el órgano más grande del cuerpo humano y no la puedes descambiar, así que ¡mímala!