Ocurrió entonces una crisis y el Gerente acudió presuroso a leer la primera carta, que decía: "Échale la culpa a tu antecesor, o sea, a mi".
Más adelante, agotados los argumentos para culpar al que estaba antes que el, y viendo que las cosas iban de mal en peor, abrió la segunda carta y leyó lo siguiente: "cámbialo todo".
En efecto, cambió absolutamente todo.
Como las cosas tampoco mejoraron, porque tan sólo cambió el nombre de las cosas, abrió la tercera carta, La cual decía: "Es hora que empieces a escribir tus tres cartas"...
(No recuerdo donde lo leí ni quién lo escribió, pero sigue teniendo vigencia, lo transcribí tal como lo recuerdo).
Arturo Neimanis.