¿Cuándo contamos el embarazo a la familia?

Por Lectoraprofeymama

Tengo que admitir que cuando descubrí mi embarazo sentí muchísimo miedo de divulgarlo: estaba de cuatro semanas recién cumplidas, sabía que hay muchas cosas que pueden salir mal durante el primer trimestre y tenía miedo de dar una buena noticia y después tener que explicar muchas cosas si algo no iba bien. Mi marido no lo veía como yo, tenía muchas ganas de contar la buena nueva pero escuchó mis miedos y decidió darme tiempo.

Pasaron unos días y volvimos a hablar del tema, yo estaba llena de sensaciones extrañas y no estaba segura de que todas fueran normales, escribía una enorme lista de cosas que preguntar a la matrona. Decidimos posponer nuestra conversación a después de nuestra consulta con ella.

Mientras tanto, para mí los contactos con nuestras familias eran incómodos. En las conversaciones telefónicas con mi padre, tragaba saliva cuando él me preguntaba: «¿Hay alguna novedad?». Un día que estuve de visita en casa de mi suegra también lo pasé fatal: me sentía incómoda guardando un secreto y, sobre todo, no pudiendo pedirle a mi marido que se fuera a fumar al patio (habría sido raro): aunque era una habitación grande y él se fue a la otra punta, yo no estaba cómoda.

Finalmente, tuvimos la visita con la matrona y regresamos a casa con varias citas médicas anotadas en la agenda. Sin embargo, la primera analítica no era hasta finales de marzo y la primera ecografía la teníamos a primeros de abril… Mi marido estaba impaciente por darle una alegría a su madre, viuda, que ya tiene una edad y aún no tiene nietos, y que se hace cargo de dos hermanas, una de ellas en silla de ruedas.

Lo hablamos por última vez y tomamos la decisión: no íbamos a esperar más, lo contaríamos aprovechando unos días de vacaciones de mi marido y que fuera lo que Dios quisiera. Pero esa es otra historia y la contaré en otra ocasión.