Cuando despertaron la democracia ya no estaba allí

Publicado el 12 junio 2013 por Lulesi


Veo un chiste de “El Roto”. ¡Qué digo chiste, mucho más que un comentario editorial: “Cuando despertaron, la democracia ya no estaba allí!

Leo una información en info.libre: “El PP destinó 28 millones en seis años a retribuciones de 100 dirigentes”. La lista la encabezan Luis Bárcenas y Mariano Rajoy, con más de un millón de euros brutos de salario cada uno en el periodo 2006-2011, según consta en las cuentas entregadas por el partido al juez Ruz. Buena parte de los beneficiados cobraban ya un sueldo como parlamentarios, pese a lo cual recibieron remuneraciones prohibidas por la Ley Electoral”. “Los extesoreros del PP Luis Bárcenas (1.107.395 euros) y Álvaro Lapuerta (594.566), la exresponsable de las cuentas en el partido en Valencia Cristina Ibáñez (220.517), el exalcalde de Pozuelo de Alarcón (Madrid) Jesús Sepúlveda (316.269 euros) y el exeurodiputado del PP Gerardo Galeote (373.424 euros) cobraron entre 2006 y 2011 un total de 2,6 millones. Todos ellos, excepto Galeote, están imputados en Gürtel.”

Y no, la democracia ya no estaba allí. Había volado a lomos de la gran resaca corrupta. Un partido que gobierna con mayoría absoluta ha destinado entre 2005 y 2011, 28 millones de euros a pagar sobresueldos a su cúpula dirigente cuando el país se desangraba, cuando el átomo de la crisis se desintegraba en forma de explosión de recortes, de derechos y de sueldos, y esta clase dirigente, pregonera de la austeridad y el austericidio, se enriquecía con la sopa boba de sobres, sobresueldos y gratificaciones para sonrojar a los pingüinos.

¡Y no les da la más mínima vergüenza ni el menor asomo de dignidad por esbozar una dimisión! Han estado sangrado al pueblo, lo han dejado sin derechos laborales, sin educación, sin sanidad, sin prestaciones a personas dependientes, sin pagas extras a los funcionarios, han atracado el poder adquisitivo de los pensionistas y ellos se enriquecían con unos fondos de un más que dudoso origen y finalidad.

¿Hay una señal que indique donde está el límite de tanta indignidad? Siguen siendo ministros, secretarios generales de esto o aquello y en el infinito rostro no les aparece el menor rubor. Y cobran dobles indemnizaciones por viviendas y circulan en torno a nuestra sepultura, mintiendo y regodeándose con su estafa mental, con su mercancía averiada de democracia para listos.

Si, hemos estado dormidos, y cuando hemos despertado de este mal sueño, la democracia se había ido. Con el fulgor de una política vacía, de un jolgorio general de corruptos, de una historia sin entierro.
Ellos, los que todo lo explican desde el simulado o el diferido, se indemnizan por todo, cobran por todo, fornican por todo, se toman los gin-tonic a la envergadura del descaro y, además, los votamos.

Irradian claridad, no hace falta nada más para que nos levantemos y pongamos su espíritu neto entre rejas. Son vulgares ladrones, de derechos, de dineros y de sueños.

Y algunos sueños, vuelan.


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