Cuando el balón quema

Publicado el 20 septiembre 2016 por Oscar @olavid25

Jorge Valiño

En lo nuestro, siempre hay alguien encargado de ordenar las ideas, de trazar líneas rectas donde otros dibujan laberintos, de convertir en lema el jeroglífico. Hay un teclado que separa lo bueno de lo malo, que sexa los pollos a velocidad de vértigo, que desecha lo inútil, un sumiller que cata vinos, agua, aceite y café con su boquita, de un solo trago. Sólo necesita comer a la hora. Luego, cuando se pone en marcha, lo mismo obra el milagro de una frase afortunada, que rellena huecos inmensos. La palabra, tan denostada, forma parte de nuestra esencia. ¡Qué sería de nosotros sin una frase afortunada que llevarnos al micrófono! Es nuestro Paul Walker al volante, vivito y coleando, es nuestro Paul Newman en El golpe, es Paul Pogba con el balón en los pies, es Pau Gasol amagando un gancho en la zona para luego colgarse del aro. Cuando el balón quema, todos buscamos a Pau para que resuelva.