Un rinconcito de Cielo, un momento de paz en medio del caos, un espacio para el silencio en medio del estrépito, un horizonte interior para contemplar la belleza a través del patrimonio artístico presentado con esmero, una posibilidad de revisar tu vida mediante la confesión y acompañamiento espiritual, un lugar para desacelerar y sumergirse en la eternidad y descansar, sin hacer nada, reposar, amar y saber que el Amor está aquí y ahora amándote. No se lo pierdan, vayan al Centro histórico de Lima, por la Avenida Abancay, bájense en el paradero de Hiraoka o Ucayali, junto a la Biblioteca Nacional y caminen, como peregrinos en esta Tierra Ensantada del Perú, a cinco minutos, puertas abiertas, limpieza, orden, espíritu, como en los tiempos de Santa Rosa cuando iba a confesarse con el P. Diego Martínez, o los del P. Francisco del Castillo…Entre despacio, sereno, de puntillas, SAN PEDRO le abre las puertas, el Corazón de Jesús le da la bienvenida, no tenga prisa en salir, goce, el suelo se convierte en Cielo.