Cuando el progreso reemplaza la magia

Publicado el 02 agosto 2013 por Alfredo Eduardo López Liñares @BackInMadrid
Lejos quedaron aquellas tardes de juego en que,  siendo niña, inventaba la mejor forma de divertirme. La imaginación ocupaba un papel esencial, la creatividad se ponía a prueba a cada instante. Cuando el síndrome del aburrimiento se arrimaba a mi puerta, la galera siempre tenía algo más. Es que cada pequeña cosa de mi entorno podía convertirse en el mejor juguete.
Soy de los años 70'... ¡Ufff!, suena bastante añejo, casi prehistórico diría.. Hay algo que me caracteriza en relación a mi memoria y es que tengo muy grabados recuerdos y sensaciones que he vivido desde muy pequeña (desde mis tres años en adelante).

Recuerdo mi primera muñeca “Cuca”, de trapo por supuesto, que adoraba y me acompañaba a todas partes.

No puedo olvidar aquel grabador con teclas que no paraba de apretar para grabar en un cassette y reproducir radionovelas que inventabamos con mi vecinita. ¡Había que tener mucho ingenio para lograr sonidos que parecieran reales!.

Recuerdo el crujir de  las hojas secas que pisaba cuando corría por la plaza, y el salto de la rayuela intentando una y otra vez llegar al cielo.

Recuerdo las tarjetas artesanales que hacía a mi madre para su cumpleaños, creadas con elementos de la naturaleza (hojitas, ramas, flores) con las que en alguna ocasión llené mi casa de hormigas. Recuerdo cuando las hojas de eucaliptus eran bananas, los coquitos eran papas y las ramitas eran chauchas en la “verdulería” que había montado en la casa de mis abuelos. Recuerdo cuando el viento en la cara me llenaba de felicidad y mirar el cielo era algo realmente mágico, porque descubría personajes que formaban parte de una pequeña historia que se esfumaba en segundos para comenzar otra.

Recuerdo cuando aún no estábamos rodeados de celulares, computadoras, y todos los nuevos aparatos que aparecen en el mercado cada día. No soy de las personas que se desesperan por cada nuevo invento. Mi celular pide auxilio en mi mochila cuando me olvido que existe y lo dejo dormir siestas  de varios días. Mi computadora, menos mal que es una  noteboock, porque llevar a todos los rincones de mi casa otra que no fuera tan  simple de movilizar sería catastrófico. La mayor parte del tiempo está en la mesa de la cocina, a veces pienso que muy pronto le pondremos un plato a la hora de la cena. Forma parte de mi vida. GRAN parte de mi vida. Es que no es solo un “progreso tecnológico”. La computadora es un elemento de comunicación que quien no vivió de otra manera en… aquella era prehistórica de la que les hablaba…ejem... no puede imaginar que las cosas hayan sido de otro modo.
La radio y la tele eran prácticamente todo lo que había a nuestro alcance para estar informados. También los periódicos que, había que comprarlos para tener acceso a ellos y elegir “uno” de cabecera.
Las cosas han cambiado un poco.. ¿Un poco?. Empiezo de nuevo. El mundo se ha convertido en un nuevo mundo en el que la comunicación y la información han tomado absoluto protagonismo.
Ya prácticamente nadie quiere quedar afuera.
Al principio era cosa para los jóvenes. Las personas mayorcitas  preferían no innovar y seguir con sus viejas costumbres. Pero el progreso, continuaba silenciosamente acercándose más y más.  Es tan amplia y variada la cantidad de posibilidades que nos ofrece la nueva tecnología que ya nadie quiere quedarse afuera. Aunque sea con lo mínimo, no hablo de lo más sofisticado ni del último grito.
Deben ser contadas las personas que no cuentan con un celular. La computadora  se ha convertido en un miembro más de la familia, con quien todos sus integrantes quieren compartir largos ratos.
No reniego de los avances, me gustan, aunque a muchos no los entiendo ni me preocupo en entenderlos.  Lo mío es como.. ¿Vieron esas personas que tienen un auto y dicen: “lo importante es que me lleve”? y no les importa la marca, el color, casi ni la cantidad de ruedas que tiene.. Bueno, algo así. Al celular, a pesar de que mis hijos me viven diciendo que no lo aprovecho ya que tiene “de todo” (yo no le veo más que teclas y una pantallita bastante linda), lo uso para comunicarme en caso de necesidad y algún que otro mensajito que en la época de los teléfonos públicos ni se me hubiera ocurrido comprar cospeles para decirlo.
Mi compu.. ¡Uy, pobre!. Realmente tiene muchas ganas de vivir. Ha sobrevivido a infusiones varias, golpes diversos, migas de todo tipo y traslados permanentes. Y ahí está cumpliendo fielmente su función sin descanso.
Lo mío es absolutamente light en relación a lo que observo a mi alrededor. Sin ir más lejos, mis hijos se aburren cuando no tienen acceso por diversos motivos a sus elementos indispensables (compu, play, celular, etc..). Mejor ni les cuento cuando por algún motivo se corta internet en mi casa, parece que el cielo se pusiera de color gris y estuviera por acabarse el mundo. Por momentos me preocupa un poco, quedamos todos como desorientados hasta que reintegran el servicio. Y si demoran en restablecerlo, después de un rato de mirarnos, caminar de acá para allá y terminar de asumir el “desastre”, nos disponemos  a hacer cosas que seguramente no hubiéramos hecho si hubiera Internet (AELL habla del tema en su POST).
Me pregunto en qué momento sucedió el cambio. Fue lento.. pero no tanto. Desde las primeras computadoras y los primeros celulares, hasta el día de hoy en que son tantos los nombres de todo lo que se ha inventado en materia de tecnología, las cosas han cambiado mucho.
Las personas se comunican de otra manera. Las personas se entretienen de otra manera. Las personas se informan de otra manera. La gente vive de otra forma. La tecnología ha ocupado un lugar de liderazgo en la vida moderna y tenemos que adaptarnos a ello. No reniego, al contrario. Me encanta verlo (ya que con mi celular y mi computadora me conformo) y saber que existe, me deslumbra la mente humana y me genera intriga su potencial. ¿Qué más se puede inventar?..  Seguramente mucho más.
También reconozco que estimulan ampliamente la creatividad si es que sabemos aprovechar las posibilidades que nos brindan, que contribuyen al desarrollo de la inteligencia y que nos llevan  a una gran evolución.
Se seguirán inventando y descubriendo miles de gadgets. Y esto seguirá formando parte de nuestras vidas.
Solo que hay algo que me preocupa, quizás pueda sonar a que soy algo antigua o inadaptada. Pero a mí me encantaba pisar las hojitas, inventar juegos con la naturaleza, mirar el cielo para descubrir formas, jugar con mis muñecas y saltar la rayuela...
No digo que actualmente esto no suceda, pero se ha perdido en gran parte. Los niños de hoy, (lo veo en mis propios hijos), prefieren un joystick, un celular o un mousse para “divertirse”, prefieren hablar por wassap que hablarse cara a cara.
Los adultos no nos quedamos afuera de esta vida aparatizada.
En cualquier lugar que nos encontremos suenan celulares al mismo tiempo y vemos personas desquiciadas buscando su teléfono móvil por si es el suyo el que da aviso de llamada. Vivimos sumergidos buscando detalles de la última noticia, precios, fotos de conocidos que no vemos hace años o lo que se nos ocurra.
Porque eso es lo que nos brinda la tecnología. LO QUE SE NOS OCURRA.

Pero eso que se nos ocurría cuando toda esta vorágine no existía no nos lo da la tecnología. Eso que se nos ocurría cuando estábamos aburridos y buscábamos en nuestra galera, no lo tiene la tecnología.
Me gusta buscar en la galera. Me gusta encontrar muchas cosas allí