El 70% de las empresas familiares desaparecen en la transición de la primera a la segunda generación (hijos) y del 30% restante, sólo el 15% sobrevive a la tercera generación (nietos). ¿Por qué?
A veces tiene que ver con problemas comunes y corrientes. Por ejemplo, discusiones de la casa que se llevan al trabajo, y viceversa. O con un sucesor que no tiene la misma vocación que su padre. En otras ocasiones, hay que hablar de decisiones equivocadas, como priorizar a un familiar para un ascenso por sobre alguien que no es familiar, sin tener en cuenta capacidades o experiencias de cada uno.Pero en líneas generales, lo que impide pasar de una generación a la siguiente son los problemas de organización al momento de hacer el cambio de mando. Ahí está la verdadera causa madre que puede explicar el cierre de tantas empresas familiares.
3 problemas de organización - La información dentro una empresa familiar suele estar en pocas manos. De hecho, puede estar únicamente en manos del padre y/o la madre, lo que respondería al modelo de organización de la casa. Tanta dependencia resulta un problema cuando ese líder no está más y los que tienen que asumir su posición son los sucesores. Por eso, es fundamental democratizar el acceso a la información (no necesariamente toda) entre más personas.- La distribución de las tareas y el control de su ejecución no siempre siguen un proceso ordenado. En este caso, también la organización puede replicar el funcionamiento de la casa, en donde hay un líder que ordena e hijos que acatan, pero no existe un proceso para medir y controlar las tareas que se realizan.
- En casos extremos (pero reales), los registros de datos (financieros, de ventas, de facturación, etc.) no existen, y la empresa no sabe en dónde está parada ni hacia dónde se dirige. Esto atenta contra el cambio de mando, ya que la siguiente generación no va a tener un conocimiento integral sobre la situación de la empresa.
En este contexto, hay que hablar de la necesidad de profesionalizar el trabajo de muchas empresas familiares. Esto se puede hacer, por ejemplo, contratando a un CEO que aporte una visión externa a la familia. A veces es necesario alguien con un poco más de perspectiva, que no esté inmerso en los problemas familiares del día a día.
Otra variante es profesionalizar la comunicación y la integración de los procesos internos a través de un software CRM (Gestión comercial) y ERP (Gestión administrativa-contable), que ayude a solucionar los problemas de organización y haga más sencilla la sucesión.
Lo cierto es que hoy en día, aproximadamente el 70% de las empresas de Latinoamérica son familiares. Muchas están adaptadas a lo que el mundo de negocios les exige, pero muchas otras no.
A algunas todavía les cuesta aceptar que ante mercados cada vez más competitivos, las soluciones se pueden encontrar por fuera de la familia. Cuando se trata de problemas de gestión, por ejemplo, no conviene quedarse con el remedio casero de la abuela.
Escrito por Andrés Rebagliati, Responsable de contenidos en TACTICASOFT ( www.tacticasoft.com)