¿Cuándo empezar y dejar de planear para un proyecto de inversión?

Publicado el 20 mayo 2021 por Alejandro Tena

Problemas inciertos y costosos

¿Cuándo comenzar y cuándo terminar de planear?, es una pregunta que todo emprendedor y alto ejecutivo se hace cuando tiene frente a sí un problema de consecuencias inciertas y que implican una decisión de inversión, y en general cualquier tipo de decisión, sin embargo, ciertamente, conforme las decisiones conllevan riesgos menores o/y son más conocidos, el tiempo dedicado a planear se hace menor o incluso no se planea.

El dilema sobre cuánto planear, generalmente, lo encontramos en los problemas de consecuencias inciertas y cuyos riegos pueden ser altos, tal como lo mencionamos en el párrafo anterior. Pero, la realidad es que, la mayor parte de las veces, no distinguimos entre el trabajo de informarnos y conocer, y el trabajo de diseñar y establecer las actividades organizativas para lograr el objetivo.; de hecho, aunque no son lo mismo, son, prácticamente, simultáneas, cuando se está propiamente planeando, cuando no se está seguro de las características del objetivo, los costos de una actividad o su cronología, nos disponemos a informarnos más.

El problema es la investigación y el estudio

Dicho esto, nos percatamos, rápidamente, que los que nos puede consumir más tiempo no es la planeación como tarea general, sino los estudios e investigaciones que hacemos para fundamentar las decisiones y la estructura de nuestro plan.

Para empezar, siempre tenemos que partir del hecho que no podemos conocerlo todo y que el vivir es aceptar y reconocer la incertidumbre, por lo tanto, incluso en aquellas decisiones de vida o muerte, podemos estar seguros del resultado final. Muchos menos podemos esperar un resultado cierto y exitoso de una decisión, por más tiempo que le dediquemos a conocer el problema, de hecho, no está demás decir que el conocimiento, esencialmente no depende del tiempo, aunque está asociado.

Conclusión

Por lo anterior, tenemos que saber cuando es suficiente, a veces podemos empezar pensando que un problema nos requerirá más tiempo y otras menos, y al final resulta que le tenemos que dedicar más tiempo de estudio a aquellos que no creíamos que lo necesitaba; suficiente es, cuando los costos de la planeación, tanto directos como de oportunidad por la vigencia de la propia idea en sí, comienzan a ser tan altos que el proyecto deja de tener sentido.


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